Derrota de los ClintonLa derrota de Hillary Clinton ha traído consigo un cuestionamiento del Partido Demócrata de EUA que exige “una reconstrucción desde las bases”, sostiene Jill Abramson en una columna en The Guardian.

El partido se encuentra sumido en una crisis total creada por Bill y Hillary Clinton que básicamente lo entregaron a las élites — celebridades y milmillonarios del mundo de las finanzas — que a lo largo de décadas donaron más de US$4 mil millones a las campañas a la pareja política más poderosa de la historia de EUA.

Aunque todos los ojos están centrados en Trump, esta es una de las cuestiones más apremiantes en la política estadounidense. Mientras que los expertos dijeron que el partido republicano estaba siendo desgarrado por estas elecciones, fue el partido demócrata el que terminó en harapos. Tiene que reconstruirse de nuevo y desde cero para el futuro post-Clinton. Pero la base para una empresa tan ambiciosa es inestable.

No es sólo que los demócratas son el partido minoritario en Washington, sino que han perdido gobiernos estatales en todos los niveles, desde las gobernaciones hasta las legislaturas. Mientras que los demócratas se han centrado en ganar y mantener la Casa Blanca desde 2008, los hermanos Koch y sus milmillonarios aliados de derechas también han estado distribuyendo dinero a candidatos locales y las recompensas han sido enormes.

La ausencia de una sólida presencia a nivel local significa que el Partido Demócrata no tiene una fuente adecuada de líderes para proyectarse nacionalmente.

Sin embargo el problema va más allá, explica.

Pero la falta de talento no es ni siquiera el mayor problema del partido. Hacen falta ideas que lo vitalicen. De alguna manera, la promesa de Trump de “Hacer que América sea Grande de Nuevo” logró ganar a la coalición republicana de conservadores religiosos, blancos sin educación universitaria y suficientes votantes de los suburbios para ganar el colegio electoral.

Hillary Clinton no tenía un mensaje económico convincente. Este fue el fracaso más grave de su campaña. También es el mayor desafío que enfrenta el partido demócrata, a medida que trata de reconstruir con una alianza de Bernie Sanders, los liberales de Elizabeth Warren y los banqueros que han financiado el partido desde la victoria de Bill Clinton en 1992.

Hasta el momento, dice Abrams en su nota, la gente con quien ella ha hablado siguen o bien en estado de estupor, o están tan furiosos sobre la victoria de Trump que no han podido comenzando a reflexionar sobre la enorme labor que enfrentan.

Artículo en inglés