Lo que sucede en Irak es el resultado directo de la guerra que en el 2003, y bajo los falsos pretextos de impedir el uso de armas de destrucción masiva, el gobierno de EUA inició invadir esa nación.
Ahora, 11 años después y 3 desde que las tropas de EUA se marcharan de ese país, la guerra sectaria llega nuevamente a los titulares del mundo. Pero la realidad ha sido que la matazón no ha parado en ningún momento.
Hace unos días insurgentes yihadistas del llamado Estado Islámico de Irák y Siria (ISIS por sus siglas en inglés) se tomaron varias ciudades y presuntamente habían emprendido camino a Bagdad, la capital.
Ahora, informa Howard Koplowitz de International Business Tribune, Irán (por 30 años archienemigo de EUA y de Iraq) ha desplegado dos batallones de sus Fuerzas Quds, una rama de elite en el extranjero de su Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, para combatir a los yihadistas.
Irán, quien hasta el momento en que fue derrocado Saddam Hussein y es un estado chiíta, está apoyando al primer ministro chiíta de Bagdad, en la lucha contra el ISIS, un grupo sunita.
Dice IBT que las fuerzas combinadas de Iraq e Irán han recuperado el control del 85% de Tikrit, la ciudad natal de Saddam Hussein.
Las fuerzas chíitas están protegiendo Bagdad, Najaf y Karbala que han sido atacadas por ISIS y el Sham, una rama de Al Qaeda que está causando caos en el caos.
Irán también se ha comprometido a bombardear las fuerzas rebeldes si entran dentro de los 100 kilómetros de la frontera entre Irán e Irak.
Nada de esto estaría sucediendo si EUA no hubiera decidido invadir a Iraq en el año 2003.