El partido de Bernie SandersThe National Review no es una revista progresista. Conservadora en el sentido clásico de la definición en cuanto a política estadounidense, fue fundada por William F. Buckley, multifacético y casi hipnótico intelectual, y sirvió de tribuna para presentar opiniones en defensa de Joe McCarthy, contra del movimiento pro derechos civiles, en pro de la pena de muerte, a favor de intervenciones militares, y dictadores como Franciso Franco y Augusto Pinochet. Hoy día, aunque ha perdido la enorme influencia que tuvo entre la década del 50 y el 80, su legado sigue. National Review tiene una importante lista de seguidores fieles. Rich Lowry, uno de los directivos de la emblemática publicación, escribe en POLITICO una apreciación de Bernie Sanders, de quien dice es hoy día uno de las más importantes voces en el partido demócrata de EUA. Lowly señala desde el inicio que no coincide con las ideas de Sanders: “Personalmente las considero espantosas”. Traducimos apartes. 

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“Bernie Sanders es el profeta con honor en su propio partido. El socialista, de ser considerado molesto como un tábano, ahora marca las tendencias socialista. En estos momentos, se le debe considerar como uno de los líderes ideológicos más exitosos en una generación, por la capacidad demostrada de mover los parámetros del debate político estadounidense e incluir en la agenda ideas previamente descontadas.

“Ello no significa recibirá la nominación de su partido. Ni siquiera que se va a postular. […]

“Lo que significa es que en lo referente a política interna, en la izquierda es el mundo de Bernie y el resto de los demócratas viven en él.

“Es imposible imaginar una campaña presidencial de protesta más exitosa que la de Sanders en 2016 (excepto por la de Donald Trump).

“Durante un par de décadas en el Congreso, Sanders fue básicamente irrelevante. Mediante su campaña buscaba aumentar su perfil, lo cual no solo logró, sino que llegó a presentar un desafío serio para Hillary Clinton. Ahora el marca el compás del partido, mientras que ella lamenta lo que pudo haber sido.

“No queda duda de que gran parte de esto era inevitable. Cualquier freno a la izquierda que Barack Obama representara iba a ser liberado una vez que dejara la presidencia, especialmente si los demócratas no podían mantener la Casa Blanca. La llegada de la presidencia de Donald Trump aceleró la radicalización del partido.

[…]

“Sin embargo, en 2016, Sanders encarnó la primera expresión política real de la izquierda posterior a Obama, decepcionada por el supuesta incrementalismo del expresidente, y comprometida con ir más lejos.

“[..] los demócratas están aceptando masivamente las ideas de Bernie. Difícilmente se puede ver a un senador de EUA con aspiraciones de postularse a la presidencia que se oponga a los pilares de la agenda de Sanders, tales como Medicare para todos, la universidad gratuita y el salario mínimo de US$15 la hora.

“Hace solo unos pocos años”, dijo Sanders el año pasado, “nos decían que pedir aumentos del salario mínimo a US$15 por hora era ‘radical'”. Eso se lo dijeron, y con buena razón. En 2015 tuvo cinco copatrocinadores para un proyecto de ley de salario mínimo por US$15; ahora tiene una mayoría de los demócratas del Senado.

[…]

“El Tea Party, para bien o para mal, no ha presentado grandes iniciativas que lo distingan. Querían eliminar las asignaciones en los presupuestos, una cuestión relativamente insignificante. Se opuso a la amnistía para inmigrantes indocumentados, aunque la base republicana siempre ha tenido esa posición. Repudiaba la deuda pública, lo que condujo a algunas propuestas serias para la reforma de los beneficios y prestaciones, pero también a muchas posiciones con efectos mínimos.

“Los candidatos del Tea Party generalmente se distinguieron por su maximalismo táctico y su estilo, especialmente la actitud de desprecio hacia el establecimiento. Es por eso que se deslizó tan fácilmente hacia el trumpismo.

“En contraste, es difícil ver como los candidatos demócratas a la presidencia serios evitarán respaldar las ideas de Bernie”.

Artículo completo en inglés en POLITICO