En lo que él creyó era su lecho de muerte, James Washington confesó que había asesinado a una mujer en julio de 1995.
Pero Washington sobrevivió el ataque cardiaco que casi le mata y ahora enfrenta cadena perpetua, informa The Huffington Post.
Explica que Washington, quien purgaba una sentencia de cárcel por cargos no relacionados, no quiso llevarse su secreto a la otra vida.
Dijo a un guarda, “Tengo algo que decirle. Llevo algo en mi conciencia y quiero que me escuche. Maté a alguien a golpes”.
James Washington pensó que jamás pagaría por su crimen.
Luego de recuperarse trató de negar su confesión, dice HuffPost, pero demasiado tarde.
Fue declarado culpable y pronto recibirá su sentencia.
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