Dispersados por las autoridades con balas de goma y gases lacrimógenos los partidarios del destituido presidente Fernando Lugo de Paraguay acataron su solicitud de protestar pacíficamente y cesaron los enfrentamientos en la Plaza de Armas de Asunción, capital de la nación sudamericana.

Por otras parte, los presidentes de los países latinoamericanos reiteraron su apoyo a Lugo y manifestaron hostilidad hacia el nuevo gobierno de Paraguay, país al que proponen expulsar de los bloques regionales.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, comentó que Paraguay podría ser expulsado de grupos internacionales como Mercosur y Unasur y propuso a los países integrantes de los bloques aplicar esta medida.

La presidenta Cristina Fernández comunicó que su país “no va a convalidar el golpe de estado en Paraguay” y confirmó que su país tampoco va a reconocer al nuevo Gobierno paraguayo, encabezado por el hasta hoy vicepresidente, Federico Franco.

El presidente venezolano Hugo Chávez declaró que Caracas “no reconoce a ese írrito e ilegal e ilegítimo Gobierno que se instaló en Asunción”.

Rafael Correa de El Escuador habló de un “golpe ilegítimo” .”Independientemente de la sesión de Fernando, independientemente de la decisión de Unasur, la decisión del gobierno ecuatoriano es no reconocer ningún presidente paraguayo que no sea el presidente legítimamente electo, Fernando Lugo Méndez”.

Evo Morales, de Bolivia afirmó que no reconoce” un Gobierno que no surja de las urnas y el mandato del pueblo” y condenó el “golpe congresal” en Paraguay. Morales añadió que Lugo “estaba acabando con las logias, con los terratenientes y grupos de poder”, lo que -dijo- “siempre tiene un costo”.

El bloque regional Unasur emitió un comunicado en el que señala que la destitución de Lugo está “fuera de todo orden constitucional y fuera de todo orden establecido”.

El canciller de Costa Rica Enrique Castillo deploró la destitución de Lugo, “que muestra visos de golpe de Estado”, y expresó la disposición de considerar a Lugo “o a algún miembro de su Gabinete, si tienen a bien formular una petición” de asilo.

El canciller chileno, Alfredo Moreno, afirmó que la destitución “no cumplió con los estándares mínimos del debido proceso y la legítima defensa que merece cualquier persona” y añadió que la postura de Chile frente al nuevo presidente Federico Franco “será decidida en los próximos días”.

Antes de que Lugo fuera destituido, el presidente Sebastián Piñera había pedido respetar el debido proceso.

El Parlamento Centroamericano (Parlacen) instó a la comunidad internacional a rechazar la decisión del Senado paraguayo, un hecho que calificó de “golpe de estado” contra un mandatario legítimo.

El Parlacen, con sede en Guatemala, esta integrado por éste país, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, como miembros plenos.

La Organización de Estados Americanos (OEA) celebró una sesión extraordinaria en la que su secretario general, José Miguel Insulza, dudó que en Paraguay se estén “respetando los derechos de las personas a defenderse y tener un proceso justo”.

El juicio político sobre Fernando Lugo arrancó tras la muerte de 17 personas durante el desalojo de campesinos de las tierras que, a juicio de las autoridades, habían ocupado ilegalmente. Entre los 17 muertos 11 eran campesinos y 6 representantes de las fuerzas de seguridad.

La cámara baja del parlamento votó a favor de la destitución de Lugo con solo un voto en contra. Un día más tarde, el Senado aprobó la salida del presidente con el voto negativo de solo 4 legisladores.

La destitución congregó a unas 5.000 personas en la Plaza de Armas de Asunción, la capital paraguaya. Los más activos intentaron irrumpir en el edificio del Congreso, pero fueron dispersados con balas de goma y gases lacrimógenos.

Poco más tarde, Fernando Lugo llamó a sus partidarios a protestar de forma pacífica. Tras su declaración cesaron los enfrentamientos.

Fuentes: Actualidad RT, Terra.

Foto: The Guardian