Unas 400 organizaciones han firmado una petición en contra de la presa más alta de África, que será entregada en las embajadas etíopes de Europa y Estados Unidos con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebra el 22 de marzo.

Al menos ocho pueblos indígenas de Etiopía y unas 300,000 personas que viven en los alrededores del famoso lago Turkana en Kenia están amenazados por la presa Gibe III en el río Omo. Se entregarán copias de la petición en Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Reino Unido y Estados Unidos.

La presa, que según el Gobierno etíope está ya completada al 40%, destruirá los patrones de inundación naturales que son vitales para los métodos de cultivo de los pueblos indígenas del Omo. Aunque el Gobierno asegura que una “inundación artificial” solucionará el problema, los constructores de la presa revelaron el año pasado sus planes para que las tribus “cambien de la agricultura basada en la retirada de la inundación a formas de agricultura más modernas (sic)”, tras un periodo de transición.

Un “cambio” impuesto de este tipo será, casi con toda seguridad, desastroso, y supondrá el fin de la ya inadecuada “inundación artificial” sin ninguna garantía de que haya otros medios de supervivencia.

Un miembro del pueblo indígena cazador-recolector kwegu declaró: “Dependemos de la pesca, son como nuestro ganado. Si terminan las inundaciones del Omo, moriremos”.

El Gobierno etíope también ha destinado 180,000 hectáreas de tierra en el valle del Omo para inversión agrícola. Parte de esas tierras están en los territorios de los pueblos indígenas nyangatom, karo y mursi.

No se ha consultado a las comunidades indígenas sobre la presa, el “cambio” en su modo de vida o el arrendamiento de sus tierras a inversores extranjeros, algo que viola la propia Constitución de Etiopía.

El Banco Europeo de Inversiones y el Banco Africano de Desarrollo han decidido no financiar la presa. El Industrial and Commercial Bank of China y el Exim Bank of China están financiando partes del proyecto pero Etiopía necesita encontrar más fondos. El Gobierno italiano aún está considerando si financiar la presa o no, mientras que Etiopía se acaba de convertir en el principal receptor de la ayuda británica al desarrollo. Se espera que reciba dos mil millones de dólares en los próximos cuatro años.