New York TimesAlgunos medios se han referido a una furia “volcánica” de parte de Donald Trump, a raíz de una columna de opinión publicada anónimamente por el New York Times. Recogemos apartes de una nota más extensa sobre el efecto en la Casa Blanca del artículo, que pinta un cuadro de disfunción total en el que el presidente Trump ordena y un grupo se niega a ejecutar sus órdenes. 

Por Peter Baker y Magie Habberman, WASHINGTON— El presidente Donald Trump buscaba reafirmar el mando de su gobierno el miércoles luego de la divulgación de una “resistencia silenciosa” de algunos de sus propios asesores, quienes en secreto y deliberadamente han tratado de frustrar desde dentro lo que un funcionario definió como sus “decisiones imprudentes”.

La lucha surrealista entre Trump y por lo menos algunos miembros de su equipo ha caracterizado su mandato desde el inicio, pero esta semana se dio a conocer públicamente de una manera en la que sembró dudas sobre la capacidad del mandatario para gobernar, y las responsabilidades y deberes de las personas que trabajan para él.

El miércoles, The New York Times publicó una columna de opinión sin firma escrita por un funcionario del gobierno que afirma que “héroes anónimos” de su equipo “trabajan con diligencia desde dentro para frenar partes de su programa político y sus peores inclinaciones”. La columna de opinión se publicó un día después del lanzamiento de Fear, el nuevo libro de Bob Woodward, editor asociado de The Washington Post. El volumen divulga los esfuerzos de algunos funcionarios para bloquear de manera subrepticia al presidente cuando creen que puede estar actuando de manera peligrosa.

El libro y la columna esbozan un retrato colectivo que sugiere que Trump no está enteramente a cargo de la Casa Blanca, donde está rodeado de asesores que lo consideran tan volátil y temperamental que desaparecen documentos de su escritorio con la esperanza de evitar que emita órdenes precipitadas. Mientras que para sus adversarios esos esfuerzos son heroicos y patrióticos, sus seguidores se quejan de un golpe de Estado virtual que entra en conflicto con la Constitución y la voluntad del pueblo estadounidense.

Trump montó en cólera después de leer la columna de opinión, mientras John Kelly, su jefe de Gabinete, y otros funcionarios entraban y salían frenéticamente de la oficina de prensa tratando de buscar cómo responder. Los asesores le dijeron a Trump que se trataba de los mismos soplones que hablaban con la prensa todos los días, pero de inmediato se inició la cacería del autor de dicha columna y se concentró en unos seis nombres. Los asistentes de presidencia mencionaron que suponían que lo había escrito alguien que trabajaba en el gobierno, pero no en la Casa Blanca como tal, aunque no podían estar seguros.

Trump lanzó ataques furibundos en eventos públicos y en Twitter. Arremetió contra lo que llamó el “editorial cobarde” del funcionario anónimo y desestimó el trabajo de Woodward al calificarlo como “una absoluta pieza de ficción” que estaba “totalmente desacreditada”. Denunció que eran informaciones de un medio noticioso que ha buscado destruir su presidencia.

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