Como parte de una investigación por parte de The Washington Post sobre las finanzas personales de los miembros del congreso de EUA, informa el diario capitalino que 138 congresistas o sus familiares han comerciado en acciones por un valor de cientos de millones de dólares en compañías que habían presentado proyectos de leyes a los comités en que ellos participaban.
Escriben Dan Keating, David S. Fallis, Kimberly Kindy y Scott Higham que esta práctica está permitida bajo las normas éticas actuales del organismo.
Dice Washington Post que los legisladores compraron y vendieron entre US$85 millones y US$218 millones en acciones de 323 compañías registradas para hacer cabildeo (lobbying) sobre legislación que los congresistas tenían frente a ellos.
Esa cifra es el resultado de un análisis de las 45,000 transacciones de acciones individuales de los congresistas entre el 2007 y el 2010, apunta.
Casi una entre cada ocho transacciones, o 5,531, tuvo lugar al mismo tiempo que se formulaba legislación. “Los 130 legisladores comerciaban en acciones o bonos en compañías a medida que proyectos de leyes pasaban por sus comités o mientras el congreso todavía estudiaba la legislación. La afiliación partidaria de los legisladores está dividida casi por igual entre Demócratas y Republicano, 68 a 62”.
Explica Washington Post que a comienzos de año, el congreso había respondido a críticas de posibles conflictos de interés pasando el Stock Act, que prohibe a los legisladores usar información privilegiada obtenido en el desempeño de sus funciones.
Pero dicha medida, agrega, no abordó la diferencia clave entre el congreso y otras ramas del gobierno: mientras que el congreso prohibe a los funcionarios de la administración todo comercio en acciones de industrias que ellos supervisan y pueden influenciar, los legisladores no tienen que regirse por esa medida.
“Pueden seguir invirtiendo en compañía incluso mientras crean leyes que pueden afectar el balance final de las compañías”.