En el caso de Klaas Carel Faber no hubo justicia.
Condenado en 1947 en Holanda, su país natal, por participación en el asesinato de 22 personas, logró escapar en 1952 a Alemania, donde adquirió ciudadanía alemana y vivió bajo libertad no obstante esfuerzos por extraditarlo.
Faber ocupaba el puesto No 3 en la lista del Centro Simon Wiesenthal de los nazis más buscados.
Faber nació el 20 de enero de 1922.
Fue condenado por los asesinatos en tres lugares diferentes en 1944-1945 en Holanda, incluyendo seis en el campamento de tránsito de Westerbork, por donde pasaron miles de judíos holandeses, entre ellos Ana Frank, antes de ser enviados a campos de trabajo o de exterminio en Europa oriental.
Según el Centro Wiesenthal, Faber ofreció como voluntario para la temible SS de Hitler, después de que Alemania invadió los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial.
También fue miembro de la Sicherheitsdienst, la agencia de inteligencia nazi. Su unidad constaba de 15 hombres, la mayoría de ellos holandeses, que se ocupaba de llevar a cabo represalias a los ataques de la resistencia contra colaboradores.
Informa Haaretz que Faber, quien se ofreció como voluntario la temible SS, vivió hasta los 90. Muchos más años de los que pudieron vivir sus víctimas.
Ese va directo al infierno.
