imagesElaine Woo publica una nota sobre la vida de Raymond Rodríguez, coautor de “Decade of Betrayal”, que documenta la deportaciones de hasta un millón de mexicanos de EUA durante la década del 1930.

Rodríguez, quien pensó que lo más trágico de este episodio ha sido que pocos supieran incluso que tuvo lugar, murió el 8 de julio a los 87 años en Long Beach, California,

“Decade of Betrayal” (Década de traiciones), publicado en 1995 en colaboración conjunta con Francisco Balderrama, impulsó vistas legislativas y disculpas públicas por partes de funcionarios del estado de California y el condado de Los Angeles.

Este vergonzoso capítulo hubiera permanecido desconocido si no fuera por la labor de Rodriguez, dijo el senador estatal Joseph Dunn, quien en el 2005 patrocinó una ley de disculpas por el papel del estado en la “violación fundamental de los derechos” de las víctimas de las deportaciones.

“Estadounidenses, recuperándose de la desorientación económica de la depresión, buscaron un chivo expiatorio conveniente. Lo encontraron en la comunidad mexicana”, dice el libro.

Las deportaciones comenzaron una década antes del internamiento de 110,000 japoneses y japoneses americanos durante la Segunda Guerra mundial en la Costa Oeste Mundo. Las autoridades federales y locales efectuaban redadas de inmigrantes mexicanos y sus familias en los salones de baile, mercados, hospitales, teatros y parques, los cargaban en camiones y trenes y tiraban en suelo mexicano.

Uno de los ataques más notorios se produjo en 1931 en La Placita, un popular lugar de reunión para los inmigrantes fuera de la calle Olvera en Los Angeles. Un equipo de agentes del Servicio de Inmigración y Naturalización armado con pistolas y porras selló el pequeño parque público y hacinó a 400 aterrorizados hombres y mujeres en furgonetas que esperaban. El éxito de la incursión impulsó a las autoridades en otras localidades de todo el país.

Para 1940, más de un millón de personas de origen mexicano habían sido expulsadas del país — “repatriadas” como se decía en la época.

Investigaciones posteriores indicaron que el 60% eran ciudadanos de EUA. 

“Muchos de los deportados no fueron bienvenidos en México. Fueron criticados por sus costumbres estadounidenses, por no haber luchado para quedarse, y por ser una carga para la economía mexicana”.

El mismo padre de Rodriguéz desapareció deportado en 1936 para nunca más volver a ver a su familia.

Ramón Rodríguez enseñó primaria y segundaria hasta 1969 y después fue profesor de historia y ciencias políticas en Long Beach City College, en donde ocupó también cargos administrativos hasta 1988, cuando se jubiló.

Le sobreviven su esposa, Almira; dos hijos, C.J. Crockett y Craig Smith; y cinco nietos.

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