La catadora de HitlerMargot Wölk pasó dos años y medio degustando la comida de Adolfo Hitler, viviendo bajo el temor de que uno de los deliciosos platos podría estar envenenado.

Ahora a los 95 años, Wölk, quien con el tiempo aprendió de nuevo a disfrutar la comida, está recordando sus experiencias.

“Nunca hubo carne porque Hitler era vegetariano”, dice Wölk a Spiegel online international. “La comida era buena, realmente buena. Pero no podíamos disfrutarla.”

Alemania pasaba hambre, pero Wölk probaba espárragos blancos con salsa hecha con mantequilla real, platos de fideos y frutas exóticas. Dice que la SS le ordenó trabajar en el servicio de degustación de platos de Hitler, luego de que se refugiara en Gross-Partsch, en Prusia oriental, ubicado a menos de dos millas del búnker conocido como la “Guarida de los lobos”.

Tenía 24 años.

Ella y otras 14 mujeres jóvenes se aseguraban de que las fuerzas aliadas no hubieran envenenado la comida, la cual luego se le servía a Hitler.

Dice que cuando el ejército soviético se acercaba, un teniente la envió en un tren a Berlín, salvándole la vida. Los otros catadores de alimentos fueron fusilados por los soldados soviéticos — ella misma fue finalmente capturada y violada repetidamente por los rusos, dijo a der Spiegel.

En 1946, ella se reunió finalmente con su marido, quien había estado en guerra y encarcelado. Finalmente se decidió a hablar de su vida porque, dice, “Yo sólo quería decir lo que pasó allí. Que Hitler era un hombre realmente repugnante. Y un cerdo”.

Artículo en inglés