La izquierda lo llama un “héroe estadounidense moderno”, la derecha dice que su uso de documentos falsos para poder trabajar lo convierten en un criminal.
Pero ambos lados coinciden en que la noticia de que el periodista Jose Antonio Vargas ha vivido en EUA sin documentos, habiendo llegado desde las Filipinas hace años con la ayuda de un coyote, cambia el marco del debate sobre inmigración al darle un rostro humano, el de un joven que se ha destacado y contribuido enormemente a la sociedad, no obstante su falta de documentos.
El 22 de junio, el New York Times publicó un extenso artículo firmado por Vargas contando su vida, mostrando con fotos algunos de los documentos falsos que ha usado a través de los años.
Reid J. Epstein reseña en POLITICO una selección de páginas y blogs donde se comenta sobre el caso de Vargas. Cubre ambos lados del espectro político.
Izquierda: Laura Clawson en Daily Kos. “No debería haber tenido que violar tantas leyes y decir tantas mentiras para llegar a donde está. Es el tipo de capacidad y energía que nuestras leyes migratorias ahogan y otra razón más por las que esas leyes deberían reformarse”.
Derecha: Daniel Foster en National Review Online. “Deberíamos tratar el acceso a la economía de EUA, sin mencionar los amplios beneficios que ofrece el estado, como un recurso escaso. Podemos debatir interminablemente la mejor manera de distribuir este recurso — desde ‘de ningún modo’ a ‘algunos’ a ‘todos’ y cualquier punto intermedio. Pero sin duda alguna distribuirlo en base a quien logra violar la ley con mayor éxito, a costas del inmigrantes potenciales que respetan el proceso, no es una opción”.
Izquierda: Rory O’Conner en Huffignton Post: “José Antonio Vargas es un Héreo Norteamericano”. “Si no hay cabida en EUA para la gente como José Antonio — precisamente el tipo de gente han hecho la grandeza de este país — me causa desesperación pensar en nuestro futuro colectivo”.
Derecha. Meredith Jessup en The Blaze. “Se queja Vargas de que no supo que era un emigrante ilegal hasta que tuvo 16 años y por lo tanto no se le puede asignar responsabilidad. Entonces, ¿quien es responsable? ¿Le ha fallado EUA a Vargas y por lo tanto le debe la ciudadanía? ¿O fue su familia — las personas que decidieron esconderle su estatus migratorio y le colocaron frente a esta inevitable batalla legal?
“Mientras que mi corazón se desgarra por Vargas, que es claramente un tipo inteligente y gran trabajador, la Justicia lleva los ojos vendados por una razón. La ley es la ley y como nación necesitamos saber si tenemos los cojones para aplicarla”.
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