Coach Rice“A pesar de Rutgers está haciendo un cambio total a raíz del escándalo del Mike Rice, la cultura de los  entrenadores sigue siendo la misma”, dice la specialista en ética deportiva, Drew Magary en Deadspin. “Los entrenadores son todavía monstruos sociópatas que dirigen todas sus acciones hacia realizar su propia necesidad de ganar”.

Magary nota cierta hipocresía en el furor que rodea las grabaciones de las prácticas de baloncesto y el posterior despido de Rice, y apunta a la falsa narrativa de que los jugadores de la NCAA son estudiantes comunes y corrientes.

“Los entrenadores no son tontos. Ellos saben que todos los que hablan acerca de las tasas de graduación y el ‘carácter’ es únicamente un espectáculo a nombre de la NCAA, y saben que los van a tirar por la ventana en el momento en que queden en el cuarto lugar o más bajo en la tabla de posiciones de su grupo. Incluso en las mejores escuelas, un entrenador es y sigue siendo un mercenario comercial traído con un propósito específico: ganar”.

Tal disposición, Magary dice, a menudo oculta abusos como los de Rice: “Nos hemos convencido completamente de que no hay alternativa a la intimidación física … es una etupidez brutal que hemos santificado inexplicablemente de una total falta de imaginación moral”.

Señala Magary que los entrenadores deberían hacer que sus jugadores disfruten el deporte. No que le teman.

A fin de cuentas, dice, lo que pasó a Rice fue porque lo pillaron abusando a sus jugadores. Nada ha cambiado.

Artículo en inglés

Foto cortesía de tedkerwin via flickr