El seguimiento por la CIA de Osama Bin Laden, y su eventual muerte a manos de un comando élite, ha revivido el debate sobre la tortura de los presuntos terroristas.
Fuentes de inteligencia estadounidense han dicho que información extraída de Khalid Sheikh Mohammed, hombre de confianza de Bin Laden y uno de los arquitectos de los ataques de septiembre del 2001 y de múltiples otros crímenes, les alertó sobre la existencia de un mensajero de Bin Laden. El mensajero eventualmente condujo al líder terrorista muerto.
Khalid Sheikh Mohammed fue torturado mediante la técnica de la piragua (waterboarding) aplicada un mínimo de 186 veces.
Partidarios de esos métodos han dicho que ello comprueba la eficacia de la tortura, que la administración de Barack Obama dice haber suspendido.
Andrea J. Prasow, abogado de Human Rights Watch sobre contra-terrorismo, dice en Daily Beast dice que si hubieran usado técnicas legales (sin torturar) podrían haberlo encontrado antes.
Dice que interrogadores de presos experimentados señalan que la información extraída bajo tortura es menos verídica que usando los métodos tradicionales y legales.
“Se reduce la seguridad nacional porque la tortura puede producir falsas pistas, con consecuencias nefastas. Cuando Ibn Sheikh al Libi fue torturado estando bajo custodia de la CIA, habló de vínculos con armas de destrucción masiva en Iraq, información que el entonces Secretario de Estado de EUA usó en su discurso en las Naciones Unidas para justificar la invasión por EUA de Iraq en el 2003. Sobra decir que sabemos que la información era totalmente falsa”.
Además, recuerda que luego de que se hicieron públicas las fotos del abuso de presos en Iraq en Abu Ghraib, se incrementó el reclutamiento de combatientes internacionalistas en esa nación. Igualmente la existencia de Guantánamo como centro de detención de presuntos terroristas en una herramienta para el reclutamiento a Al Qaeda.
Pintura de Fernando Botero
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