Fuerza elite SEALS mata a Bin Laden, en ElMolinoonline.comGeorge Friedman, en la revista de inteligencia Stratfor propone una alternativa a la contrainsurgencia, estrategia empleada por EUA durante décadas en costosos y prolongados conflictos como Vietnam, Iraq y Afganistan.

En el extenso artículo The End of Counterinsurgency and the Scalable Force presenta un sólido argumento a favor del uso de fuerzas “escalables”, sean por comandos especiales o unidades como los US Marines, que combinan tierra, mar y aire.

Estas misiones tendrían desde un comienzo claros objetivos militares desde un comienzo y una estrategia de repliegue. “Estrategias disciplinadas de planificación y operaciones, igual que de conclusión de la guerra”.

Pide el empleo de grupos de infantería altamente entrenados, en misiones claramente definidas que no requieran ningún tipo de dependencia en los habitantes del área. “Estas fuerzas evitarían la población civil, sustentándose mediante sus propios recursos o recursos obtenidos con un contacto mínimo con la población”.

Comandos de fuerzas especializadas atacarían objetivos estáticos, a la vez que unidades anfibias de infantería en varios tamaños proveerían la capacidad de buscar, identificar y destruir las fuerzas móviles del enemigo. Estos operativos, dice, serían mar-tierra, con la cooperación entre fuerzas navales y terrestres.

El éxito de estas misiones, apunta, excluiría la ocupación y cualquier tipo de transformaciones en la estructura social.

En el caso de Afganistán, nación que usa como ejemplo de una estrategia pobremente implementada, el tipo de gobierno no es de un asunto importante para la seguridad nacional de EUA, dice. “Lo que es de interés nacional es que no se planeen, ensayen, ni ejecuten ataques terroristas desde Afganistán”.

Objetivos como “protección de la población” son vagos y difíciles si no imposibles de lograrse, dice. “[…] en muchos casos los insurgentes pueden ser los maridos, hermanos e hijos de los civiles”.

La contrainsurgencia parte de la premisa de que mediante incentivos económicos la población local podría abandonar su apoyo a las fuerzas insurgentes, explica.

Sin tener cuenta que, “Algunos valores como el nacionalismo y la religión son muy reales entre muchas poblaciones y la capacidad de la fuerza de ocupación de alterar esos valores es dudable, no importa cuán amable, sincera y solidaria sea esa fuerza de ocupación”.

Dice que es “imperativo” que la ocupación se considere únicamente en los casos extremos. “La ocupación genera la resistencia, la resistencia produce contraataques, los contraataques conducen a la contrainsurgencia”.

Recalca la necesidad de fuerzas ágiles, por lo general desde el mar: “Es más fácil terminar una guerra cuando lo único que se necesita es que zarpen los barcos”.

Dice que es una propuesta que trae un poco de optimismo, aunque reconoce que no todas las guerras pueden manejarse siguiendo este modelo. “Pero aquellas que no se puedan deben considerarse muy cuidadosamente”.

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