Efraín Ríos MonttLa historiadora de Harvard Kirsten Weld comenta en una columna de opinión en el New York Times sobre el juicio que se inició a fines de enero en Guatemala contra Efraín Ríos Mont, militar y político durante la década del 1980, que enfrenta cargos de genocidio acusado de las muertes de miles de indígenas.

Elogia la integridad y el valor del juez: “Miguel Ángel Gálvez, ha hecho que su país sea el primero en las Américas en juzgar a un antiguo cabeza de estado en sus propios tribunales domésticos por el más grave de los crímenes”. 

Explica que en 1999, la Comisión para la Clarificación Histórica que patrocina la ONU, “documentó miles de violaciones, torturas, desapariciones, violaciones de derechos culturales y ejecuciones extrajudiciales” cometidas por las fuerzas armadas de la nación centroamericana durante su tiempo en el poder. “Concluyó que él había presidido sobre actos de genocidio”.

debido a la avanzada edad de Rios Montt (86 años) es muy probable que su castigo se limite al arresto domiciliario, dice.

Ello, combinado con la realidad de que han pasado tres décadas desde que tuvieron lugar las atrocidades, puede interpretarse que Ríos Mont ya ganó. Eso mismo escribió un periodista guatemalteco.

Pero hay otra dimensión sobre este juicio, apunta Kirsten Weld: su contexto histórico.

Aunque el juicio no solucionará las raíces socioeconómicas del conflicto, ni efectuará los cambios estructurales en la distribución de poder y riquezas necesarias en la nación, debe verse como un comienzo y no un fin, señala.

Y este comienzo requiere de Washington que — tal como en 1999 Bill Clinton lamentó el papel que EUA había jugado en la represión de Ríos Mont y desclasificó miles de documentos que ayudaron a la Comisión para la Clarificación Histórica — el presidente Barack Obama apoye las iniciativas legales de la fiscal Claudia Paz y Paz y se mantenga firme, negando ayuda económica a los militares guatemaltecos, cuyo nefasto pasado todavía revolotea sobre ellos. 

Artículo en inglés

Foto: Wikipedia