Juan Tena, corresponsal en MADRID – el próximo día 12 de junio podrá verse en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid la más amplia exposición que se le haya dedicado hasta ahora en Europa al pintor estadounidense Edward Hopper

Pero no solo esto, en coincidencia con esta muestra y partiendo de la destacada influencia que el artista ejerció sobre la cinematografía, se ha organizado un simposio internacional titulado Edward Hopper, el cine y la vida moderna. En este encuentro habrá conferencias, mesas redondas y proyecciones de documentales y películas desde el 19 al 22 de junio. 

Esta exposición de Hopper, según sus organizadores, es fruto de un proyecto de colaboración del Museo Thyssen-Bornemisza y la Réunion des Musées Nationaux de France; dos instituciones particularmente representativas. Por un lado, París y las obras del comienzo del siglo XX son referencias fundamentales para Edward Hopper en sus primeros años y, por otro, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid alberga la colección más importante de su obra fuera de los Estados Unidos de Norteamérica. 

No obstante su enorme popularidad y “aparente facilidad, las obras de Hopper son uno de los fenómenos más complejos del arte del siglo XX”, al menos así lo consideran los dos comisarios de la muestra, Tomàs Llorens (director honorario del Museo Thyssen-Bornemisza) y Difier Ottinger (director adjunto del MNAM/Centre Pompidou). 

Para mostrarlo, la exposición estará organizada en dos partes. Una primera que recorrerá la formación del artista, aproximadamente de 1900 a 1924, y representada por una cuantiosa cantidad de bocetos, pinturas, dibujos; ilustraciones, grabados y acuarelas que dialogan regularmente con obras de artistas como Winslow Homer, Robert Henri, John Sloan, Edgar Degas o Walter Sickert. Y una segunda, a partir de 1925, que presentará su producción madura y que buscará ilustrar su carrera de la forma más completa y amplia posible. Para ello, esta sección combinará grupos temáticos -los motivos y temas más recurrentes en su trabajo- con una narrativa organizada cronológicamente. 

Por otro lado, y coincidiendo con la exposición, la editorial La Fábrica y el Museo Thyssen-Bornemisza editan un libro dedicado al trabajo del pintor estadounidense. 

Edward Hopper y su mujer, Josephine, llevaban un cuidado inventario de las obras que vendían en una serie de cuadernos que permiten al lector conocer los detalles de sus cuadros de belleza melancólica, paisajes urbanos desiertos y de los inconfundibles personajes de sus habitaciones, hoteles y cafés. 

Las pequeñas descripciones de los cuadros se fueron volviendo cada vez más complejas y Hopper decidió añadir un pequeño boceto, que en el libro se presenta junto a la obra terminada, lo que nos acerca a sus métodos de trabajo y a la esencia de su pintura.