Aunque se le consideraba un tabú hace 50 años, la incineración de los cadáveres es la opción que prefiere un creciente número de estadounidenses, escribe Kevin Sack en el New York Times.
Dice que el porcentaje de cadáveres incinerados (o cremados) ha venido aumentando constantemente por años, llegando al 41 por ciento en el 2010 — en 1985 era el 15 por ciento.
Una de las razones — no la única pero si para una tercera parte es el costo, dice. El típico funeral con sepultura llega a costar entre US$10,000 y US$16,000. La cremación es una fracción: alrededor de US$1,600.
Se calcula que para el 2017, más del 50 de los muertos en EUA serán incinerados, apunta. Esta cifra sigue siendo mucho menor que en Canadá, la mayor parte de Europa y el Asia.
Uno de los segmentos más reacios a la incineración de los muertos, señala, es la comunidad afroamericana, donde la tradición exige un féretro abierto con emocionantes elogios al difunto.
Las ventas de los crematorios — hay cerca de 2,200 en todo el país — están creciendo constantemente a medida que los directores de las funerarias invierten en el equipo para ellos llevar a cabo las cremaciones en lugar de pagar a otros a hacerlo, dice.
Los hornos queman a 1,800 grados F (9,822 C) durante un periodo de 90 a 120 minutos. Luego los huesos restantes son pulverizados.
Muchas personas ven esto como más suave que el sepultar a la gente, dice.
Foto cortesía de tristrambrelstaff via flickr
