Colombia NYTReproducimos apartes del artículo publicado el 27 de noviembre 2019 por el New York Times — Por BOGOTÁ — Dilan Cruz salió a buscar el futuro, y en su lugar encontró a Colombia. El estudiante de 18 años protestaba en el centro de Bogotá el 23 de noviembre, cuando lo golpeó en la cabeza un objeto disparado por un miembro del escuadrón antidisturbios de la policía. Durante el paro nacional realizado desde dos días antes contra el gobierno de Iván Duque, Dilan demandaba acceso a la educación superior junto a miles de jóvenes y el Estado lo mandó a cuidados intensivos hasta este lunes, cuando murió en medio de la indignación ciudadana. El mismo día se graduaba de bachiller.

El debate público en Colombia estuvo secuestrado por un conflicto armado que se prolongó más de cincuenta años, y la discusión política rara vez superó la urgencia de la subversión guerrillera. Pero ahora, en gran medida gracias al acuerdo de paz que desarmó a las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), el país puede por fin debatir temas relevantes para cualquier democracia: el acceso a la salud, el empleo, la educación y la seguridad. Pero el caso de Dilan Cruz revela la poca disposición del gobierno para que eso suceda. Su muerte resume la relación injusta que este país ha perpetuado durante décadas: un Estado débil que responde con violencia a las demandas de sus ciudadanos inconformes

[…]

El descontento de los colombianos se ha sumado al de otros países en la región —como Chile, Ecuador, Bolivia—, y cuestiona al gobierno de Iván Duque, un presidente impopular que lleva solo quince meses en el cargo.

[…]

Aunque esta ha sido una nación reacia a las movilizaciones, sobran razones para protestar. Colombia está entre los países más desiguales de esta región desigual. La escasez de oportunidades condena a millones de colombianos. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hacen falta once generaciones para que un niño nacido en la pobreza alcance el ingreso medio. Esta falta de oportunidades impulsó la violencia, alimentó la guerra, causó grandes desplazamientos internos y estimuló la migración.

[…]

En el presupuesto nacional aprobado para 2020, el gasto en defensa, con la guerrilla más grande ahora desarmada, supera el dedicado a la salud.

El paro nacional fue convocado antes de que estallaran las protestas chilenas, pero el descontento de los países vecinos puede haberlo estimulado. Las quejas originales que lo motivaron iban contra la gestión económica del gobierno: desempleo de 10,2 por ciento, una reforma tributaria que podría sumar nuevos impuestos y una propuesta laboral que sugiere un 75 por ciento del salario mínimo para los jóvenes. A ellas se sumaron otros reclamos: incumplimiento del acuerdo de paz que firmó el antecesor de Duque en 2016, impunidad tras los asesinatos de líderes sociales(hasta ahora, 627) e indígenas (157), y ejecuciones extrajudiciales contra 160 excombatientes de las Farc.

[…]

Justamente esto necesita el escenario de crisis actual: moderación. El Estado colombiano, tan dado al uso del garrote, debe abandonar la agenda de la fuerza y tender la mano a una ciudadanía inconforme y activada. La paz, aún en construcción, plantea a los colombianos un país inédito, que por fin puede mirar de frente los desafíos de una sociedad cuya vida política va más allá del conflicto armado.

Aquí puedes leer el artículo completo.

Imagen NYT