Fragmentos de botellas de cerveza, vodka y vino anteriormente desechados, en vez de representar un peligro para los visitantes, crean hermosas y coloridas joyas en esta playa de Rusia oriental. Ahora, indica Siberia Times, con solo pagar una modesta entrada los turistas pueden disfrutar del hermoso espectáculo, que en el invierno cobra aún mayor belleza.