Juan Tena – MADRID – La filósofa estadounidense Martha Craven Nussbaum (New York, mayo de 1947) ha obtenido hoy 16 de mayo el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2012,   por su contribución a las humanidades, la filosofía del derecho y de la política y por su concepción ética del desarrollo económico. Estas son las razones que según el jurado le han hecho merecedora de este premio. 

El acta de tribuna, al que ha dado lectura su presidente, el ex ministro de Educación Aurelio Menéndez, destaca que Martha C. Nussbaum es una de las voces más innovadoras e influyentes de la filosofía actual, sostiene una concepción universal de la dignidad humana y de los derechos de la mujer para superar los límites del relativismo cultural. 

Según el jurado, las teorías de la filósofa neoyorquina se basan en el convencimiento de que quienes entienden de distinta manera lo que es el bien pueden ponerse de acuerdo sobre principios éticos universales, aplicables allí donde se dé una situación de injusticia o discriminación. Igualmente, Martha C. Nussbaum defiende el papel de las humanidades en la educación como elemento imprescindible para la calidad de la democracia. 

El acta del jurado subraya también el que haya abordado el estudio del desarrollo económico y la ética al entender la pobreza como una privación de la capacidad humana, planteamiento que ha tenido una gran repercusión en diversos organismos internacionales. La dimensión ética está presente en toda su obra y ha participado activamente en los más importantes debates sociales y económicos de nuestro tiempo. 

Tras conocer la concesión del premio, Martha C. Nussbaum declaró: “Me siento emocionada y profundamente honrada de que el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales haya decidido concederme este prestigioso e importante premio. Supone reconocer que el trabajo sobre temas filosóficos tan abstractos como la justicia social, el desarrollo humano y la naturaleza de las emociones puede contribuir a la creación de un mundo más humano y justo”. 

Su obra

Doctora en Derecho y Ética y  profunda conocedora del pensamiento griego, es profesora en la Universidad de Chicago; su pensamiento filosófico gira alrededor de las desigualdades de la mujer habiendo desarrollado un tipo distintivo del feminismo, para el que se ha inspirado en la tradición liberal, pero insistiendo en un necesario replanteamiento radical de las relaciones entre hombres y mujeres y éstas dentro de la familia. Una segunda línea de su pensamiento y trabajo hace referencia a las emociones y defiende un neo-estoicismo. 

Nació el seno de una familia acomodada, hija de George Craven, abogado de Filadelfia, y Betty Warren, diseñadora de interiores y ama de casa. Estudió teatro y los clásicos en la Universidad de Nueva York, Obtuvo la licenciatura en 1969. A partir de aquí se fue aproximando a la filosofía, y en 1975 se doctoró estudiando con el filósofo galés Gel Owen

Entre 1986 y 1993 fue asesora de investigación en el World Institute for Development Economics Research (Helsinki, Finlandia), que forma parte de la Universidad de las Naciones Unidas. Ha presidido el Comité para la Cooperación Internacional y el Comité para la Situación de la Mujer, ambos de la Asociación Americana de Filosofía. Ha sido miembro del Consejo de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias y de la Unión del Consejo Americano de Sociedades de Estudio. 

De entre sus numerosas obras caben destacar La fragilidad del bien en el que trata la vulnerabilidad debido a factores externos de individuos, sin embargo, fuertemente comprometidos con la justicia. El cultivo de la Humanidad es una llamada a los textos griegos clásicos para llevar a cabo una reforma y defensa de la educación liberal. El sexo y la justicia social, en el que considera moralmente irrelevante el sexo y la sexualidad como principio de jerarquía social. Escondiéndose de la Humanidad, es un libro dedicado a la psicología moral y donde ahonda en los argumentos para la inclusión de dos emociones, la vergüenza y el asco, como bases legítimas para las sentencias judiciales. 

Destino de los premios

Los Premios Príncipe de Asturias están destinados, según los estatutos de la Fundación, a galardonar “la labor científica, técnica, cultural, social y humana realizada por personas, instituciones, grupos de personas o de instituciones en el ámbito internacional”. Dentro de este espíritu, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales se concederá a aquellos “cuya labor creadora o de investigación represente una contribución relevante en beneficio de la humanidad en los campos de la historia, el derecho, la lingüística, la pedagogía, la ciencia política, la psicología, la sociología, la ética, la filosofía, la geografía, la economía, la demografía y la antropología, incluyendo las disciplinas correspondientes a cada uno de dichos ámbitos”. 

En esta edición concurrían un total de 27 candidaturas, procedentes de Alemania, Argentina, Estados Unidos, Francia, Israel, Italia, Kenia, Marruecos, México, Portugal, Reino Unido, Suiza, Turquía y España. 

Junto a Nussbaum, a las últimas votaciones del jurado llegaron también como finalistas las candidaturas del sociólogo español Manuel Castells y del demógrafo italiano Massimo Livi-Bacci

Este ha sido el segundo de los ocho Premios Príncipe de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su trigésimo segunda edición. Anteriormente fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Artes al arquitecto español Rafael Moneo. En las próximas semanas se fallarán los correspondientes a (por orden) Comunicación y Humanidades, Investigación Científica y Técnica, Letras y Cooperación Internacional. Los Premios Príncipe de Asturias de los Deportes y de la Concordia se fallarán el próximo mes de septiembre. 

Cada uno de los Premios Príncipe de Asturias, concedidos por primera vez en 1981, está dotado con cincuenta mil euros (alrededor de 67.000 dólares), la escultura creada y donada expresamente por Joan Miró para estos galardones, un diploma y una insignia acreditativos. Los galardones serán entregados en otoño en Oviedo, en un solemne acto presidido por S.A.R. el Príncipe de Asturias.