Juan Tena, MADRID – Alfredo Pérez Rubalcaba, ex vicepresidente del gobierno socialdemócrata del PSOE y candidato a la presidencia del gobierno en las últimas elecciones generales, y derrotado por Rajoy, ha sido elegido secretario general de su partido. Lo ha sido por 487 votos frente a los 465 de su contrincante, la ex ministra de Defensa, Carmen Chacón. Hubo dos votos en blanco y uno nulo. Este resultado fue anunciado por Antonio Griñan. presidente del trigésimo octavo congreso del PSOE celebrado en Sevilla el pasado fin de semana.
Rubacaba sustituye al frente del partido de los socialdemócrata a José Luis Rodríguez Zapatero, que desempeñó el cargo durante los últimos doce años, y la presidencia del Gobierno desde 2004 a 2011.
En este Congreso han pugnado por el control del partido los zapateristas, encarnados en Carmen Chacón y la la inmensa mayoría de la vieja guardia del partido, es decir, los seguidores Felipe González, presidente del Gobierno entre 1982 y 1996.
El Congreso se cerro el pasado domingo 6 de febrero con la aprobación de la Ejecutiva del partido en la que ha habido mínimas concesiones a los que apoyaron a Chacón en los puestos claves si se exceptuá al actual presidente de la comunidad autónoma de Andalucía, José Antonio Griñan, que ha sido nombrado presidente del PSOE, un cargo no ejecutivo. Todos los demás afines a Chacon que han entrado a forma parte de la Ejecutiva serán vocales, ninguno de ellos tendrá cargo de responsabilidad. La clausura estuvo precedida por una insólita interpretación de La Internacional, en ausencia de “unidos” y, sobre todo, de “parias”.
El PSOE abordó este fin de semana uno de los congresos más difíciles de su historia moderna. Difícil porque en las elecciones del pasado mes de octubre sufrió la mayor derrota que ese partido ha cosechado jamás. Lo que vino a sumarse a las derrotas ya sufrida en la elecciones municipales y regionales del pasado mes de mayo de 2011.
Los socialdemócratas del PSOE se enfrentan en este nuevo ciclo político a varios dilemas. Por un lado está la división del partido entre seguidores de las dos corriente principales y bien delimitadas: la más populista y reaccionaria encarnada por lo seguidores de Zapatero-Chacon, y aquella otra enraizada en los principios socialistas -hoy ya disueltos en una corriente igual de populista y reaccionaria pero con un lenguaje distinto: más profundo e intelectual- surgido durante y después de la transición en el decenio de 1970 de un régimen totalitario a otro democrático y representado por la vieja guardia del partido personificado en Felipe Gonzáles.
Un segundo dilema, sentido por muchos -ya sean socialdemócratas o no- como drama es la ausencia en el partido de políticos preparados, es decir con una adecuada capacidad intelectual, profunda y solidad formación y convicciones políticas. El PSOE de hoy -aunque no es el único, ni la excepción- carece de ello, y si alguno le queda, está voluntariamente o involuntariamente apartado de los puestos de responsabilidad o, incluso, de la política.
Así pues no parece que Rubalcaba ni Chacon sean ninguna solución para la familia socialdemócrata. Más bien la elección de Rubalcaba es una salida momentánea de un partido que se encuentra sin rumbo por carecer de timón, y que en apenas cuatro años ha dilapidado todo el poder que había concentrado en el pasado.
Si la militancia socialdemócrata, interclasista y profundamente desideologizada piensa que Rubalcaba es la solución a un partido sin señas de identidad, en ese caso en pocos años podría verse un PSOE residual en el Parlamento.