Desde el comienzo de la humanidad, la fascinación con los fenómenos celestiales ha dado origen a interpretaciones y celebraciones, ritos, mitos y leyendas. Y el solsticio de invierno, que tendrá lugar en el hemisferio norte este 21 de diciembre es una de las fechas más importantes y cargada de simbolismo en el año.

Persas, egipcios, griegos, romanos, judíos, cristianos, aztecas, hopi, yorubas igual que celtas y escandinavos fundamentaban gran parte de sus creencias en lo que es la noche más larga del año, ya que es el momento en que la tierra está más alejada del sol.

Muchos interpretan, de una manera u otra, el fenómeno celestial como un renacer: el triunfo de la luz sobre la penumbra. Es la época de festivales de luces. En Escandinavia, por ejemplo, se decía que la diosa Frigga se sentaba ante su rueca a tejer nuestros destinos. Llamaban la época Yule y la corona navideña que adorna nuestra casas es descendiente directa de la rueca de Frigga.

El sincretismo, que sucede cuando, al unirse dos creencias, se produce una tercera con elementos de ambas, conduce a que en el siglo cuarto de la era cristiana el papa Julio I establezca el 25 de diciembre como la celebración del natalicio de Cristo, para coincidir con las celebraciones paganas de Yule, palabra que todavía se emplea corrientemente en el lenguaje navideño inglés. El árbol de navidad tiene sus orígenes en la práctica de llevar a casa un árbol vivo para que los espíritus tuvieran un sitio cálido durante el frío invernal.

Volviendo a Escandinavia, durante la larga noche del solsticio, Frigga daba a luz a su hijo Badur, el joven dios sol.

En Egipto de los faraones, nacía Horus el dios sol, hijo de la diosa Isis. Mithras, el inconquistable dios persa, también llega al mundo en esta época. En Grecia, Hera concibe a Hefastus. En el mundo azteca Quetzalcoatl celebra su nacimiento. Y en el mundo cristiano, es el día de Santa Lucía, cuya luz nos guía a través de las tinieblas.

También es época de abundancia. En las leyendas hopi, Kachinas regresa a la tierra y las madres de los ciervos danzan por la fertilidad. Los hogares romanos de Vesta se encendían en esta época. Los “primeros frutos” de Kwanzaa honra a las siete principales dioses Yoruba.

Lo más interesante, sin embargo, es que ninguna de estas culturas, no obstante el caudal de creencias, incorpora el fenómeno que vamos a ver el 21 de diciembre del 2010: cuando el solsticio y el eclipse lunar total coinciden. ¿La razón? En nuestra humilde opinión porque sucede únicamente cada 456 años.

Así que para los que están en el hemisferio norte, disfruten del espectáculo mañana en la noche (aquí están los horarios). Usen el tiempo para reflexión y, si alguien logra comprender el significado de todo, comuníquenoslo: aquí lo publicaremos.

Video alimentado en vivo del eclipse total de luna 12/21/2010

Foto cortesía de alicepopcorn via flickr

Información sobre solsticio y eclipse lunar