En Australia, los guardianes de un parque pusieron una cámara activada por movimiento para grabar a los cocodrilos, pero en mayo un águila se la llevó. El aparato apareció seis meses después a unas 70 milas de distancia, donde el pájaro debió haberse dado cuenta que no sirve para comer. Así debe sentirse el ser raptado por una de estas aves rapaces.

Gracias: Gabrielle Bluestone, Gawker

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