“Significa que la totalidad del panorama moral de nuestro país ha cambiado: EUA es una nación cada día más secular: han comprendido nuestras posiciones y las han rechazado”.
Ese fue el lamento de R. Albert Mohler Jr., presidente del Southern Baptist Theological Seminary, en Louisville, Ky., comunicado en una entrevista con Laurie Goodstein del New York Times.
Es su reacción a los resultados de la elección del 6 de noviembre pasado que, además de reelegir holgadamente a Barack Obama, propinó una contundente derrota a la agenda política de la ultraderecha estadounidense, que bajo banderas religiosas ha venido luchando por décadas en torno a los llamados temas sociales.
Perdieron su lucha contra el derecho de las parejas homosexuales a contraer matrimonio en los cuatro estados en donde la medida estaba en la boleta electoral.
Sufrieron la derrota de dos candidatos al senado que tenían posiciones anti aborto y habían insultado a las mujeres.
Eligieron una lesbiana como senadora — que será la primera persona abiertamente homosexual en el magno organismo.
Fueron incapaces de impedir que en un estado se aprobara el uso de marihuana para fines recreativos.
Ello, no obstante una feroz campaña de la derecha religiosa, donde no faltaron ni energía ni dinero.
Entre otros materiales publicitarios, según el Times, los evangélicos estadounidenses distribuyeron 30 millones de cartillas para votantes en 117,000 iglesias. Enviaron 24 millones de cartas por correo a los electores en los estados claves. Hicieron 26 millones de llamadas telefónicas.
Muchos de estos materiales fueron en español, ya que la población latina de EUA es altamente religiosa. Aún así, un 71% votó por Obama.
Es una cuestión de números, dice el Times, “El porcentaje de la población evangélica es menor y más viejo”, dice.
También, Iglesias como Southern Baptist Convention y Assemblies of God, que fueron las bases organizativas para la derecha religiosa están perdiendo miembros, agrega.
Pero hay algo más. Según indicó David Frum de Newsweek, autor del libro electrónico “Why Romney Lost” (Por qué perdió Romney), en un programa matutino, “La verdadera historia de esta elección y de las últimas seis es que el mensaje republicano ha dejado de tener relevancia para la clase media de EUA”.
