En un país donde el football universitario llega a las dimensiones de una religión, la crisis que resultó en el despido de Joe Paterno, legendario entrenador de los Nittany Lions de Penn State, ha dejado atónita la nación.
Anoche, la junta de fideicomisarios (board of trustees) de Pennsylvania State University despidió a Paterno, de 87 años con una carrera de 46 temporadas y más victorias para su equipo que ningún otro entrenador, junto con el presidente de la institución, Graham Spanier, en medio de un escándalo de crímenes sexuales contra un entrenador asistente.
Según informes, en el 2002, Mike McQueary un asistente encontró a Jerry Sandusky, antiguo coordinador defensivo, violando a un niño de 10 años en uno de los camerinos del equipo.
McQueary informó a Paterno, quien a su vez comunicó el incidente a Tim Curley, director atlético, y a Gary Schultz, vice presidente.
Ni Paterno ni Curley ni Schultz reportaron el crimen a las autoridades.
Sandusky fue detenido el 5 de noviembre y enfrenta 40 cargos de abuso y violaciones sexuales contra ocho niños.
Curley y Schultz enfrentan cargos criminales por su negligencia de informar a las autoridades.
Paterno no enfrenta cargos criminales: se le acusa únicamente de no hacer lo suficiente, algo que él mismo dijo recientemente.
El escándalo ocupa los titulares mediáticos de la nación.
Se ha comparado a los escándalos, también de abuso sexual contra menores, de la iglesia católica, donde las autoridades eclesiásticas han protegido a los culpables.
El despido de Paterno, quien había anunciado su retiro a fines de esta temporada, causó disturbios entre grupos de estudiantes que creen que ha sido injustamente acusado.
Penn State es uno de los equipos de football con más tradición en EUA.
Fundados en 1997, para el 2008 los Nittany Lions habían ganado más de 800 juegos.
Otras distinciones incluyen siete temporadas “perfectas” en las que vencieron en todos los enfrentamientos; y la participación en 43 juegos en Bowls, que son enfrentamientos después de la temporada oficial.
