Colombia, nación que por años sufre los flagelos de la violencia, la corrupción y el tráfico de narcóticos, tiene razón para el optimismo escribe Pierre Jacquet en Le Monde.
No se han resuelto todos los complejos problemas del país, dice, pero la seguridad ha realizado serios avances.
“Lo más notable”, señala, “es que ello no es producto de una orientación únicamente de orden público, sino con igual frecuencia social, dirigida hacia los segmentos desafavorecidos y buscando recuperar los espacios públicos y mejorar la calidad de vida colectiva”.
Esta orientación ha logrado transformaciones que han beneficiado ciudades como Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla, entre otras.
Una de los arquitectos es Elsa Noguera, elegida a los 38 años alcaldesa de Barranquilla, ciudad caribeña del país.
Elsa Noguera, egresada de la Universidad Javeriana de Bogotá y especializada en Francia y en Washington, había colaborado con antiguo alcalde de Barranquilla, “donde mostró sus aptitudes ejecutivas al completar exitosamente el reto de lograr un superávit presupuestario desde el año 2009, gracias al aumento de los ingresos fiscales y racionalizar el gasto”, a la vez que implementaba una política urbana social apoyada por la población.
Comprobó, dice Le Monde, que los contribuyentes no se niegan a pagar impuestos siempre y cuando resultados concretos en el espacio público.
La municipalidad de Barranquilla, apunta, ha desarrollado una concepción social de la ciudad, como espacio de vida colectivo, “donde se deben valorar los espacios públicos” mediante la preservación del patrimonio, la movilidad, y el acceso de las poblaciones más pobres a los servicios esenciales, que son la educación, la salud, el transporte y la vivienda.
Agrega que para Elsa Noguera, el progreso social es la clave del desarrollo económico de Barranquilla, lo cual sostiene la seguridad.
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