Donald trumpDonald J. Trump, milmillonario que jamás ha ocupado un cargo político, y quien lanzó su campaña electoral con una plataforma racista, xenofóbica de ultraderecha, y en contra de las élites políticas a quienes culpa por la crisis política, social y económica que vive EUA, ha ganado la presidencia de EUA.

El candidato republicano obtuvo por lo menos 270 de los 538 votos del colegio electoral, aunque hasta las 2 am no se habían finalizado. Los resultados han tomado desprevenidos por completo a huestes de analistas políticos, encuestadores y comentaristas, la mayoría de los cuales daban a la candidata demócrata, Hillary Clinton, una victoria relativamente fácil. Obtuvo victorias en estados que por décadas habían votado demócrata.

Con un índice de desfavorabilidad histórico, igual que el de su adversaria Hillary Clinton, entra a gobernar un país altamente dividido, entre campo y ciudad, educación y falta de educación, además de por raza y estado y status migratorio.

Como candidato republicano, enfrentó al establishment de su partido, siendo rechazado por algunos, y halando a otros hacia sus puntos de vista en la extrema derecha, con un mensaje en contra de la globalización, el libre comercio, las intervenciones, las políticas migratorias y de las históricas alianzas internacionales, tanto económicas como militares.

Su tono combativo, alevoso, que pedía un regreso a la “grandeza de EUA”, logró movilizar sectores de  estadounidenses venidos a menos por las transformaciones sociales y económicas en las últimas décadas.

Gran parte de los que lo eligieron han sido clasificados como obreros blancos, familias con bajos niveles de educación. Pero indudablemente la incertidumbre económica de muchos que sin perder sus empleos se encuentran básicamente en un callejón sin salida le ganó muchos votos. Arrasó en las áreas rurales del país.

Igualmente, inspiró segmentos de nacionalistas  — grupos de nazis, supremacistas blancos y otros — que han visto en los cambios demográficos del país confirmación de que todos sus problemas surgen de la diversidad racial del país.

Su manejo de los medios — que se traza a haber tenido durante años su propio programa de tv-realidad– le garantizó una presencia en los principales desde los primeros días de su campaña. Como precandidato a la nominación de los republicanos, derrotó a 16 adversarios, atacándolos, insultándolos, mofándose abiertamente de ellos.

Durante los 18 meses de su campaña, se destacó por su lenguaje crudo e hiriente. También por su cruel sentido del humor.

Donald Trump se comprometió a deportar millones de personas que viven y trabajan sin documentos en EUA. Dijo que va a construir un muro entre EUA y México para impedir la inmigración ilegal.

Donald Trump sobrevivió acusaciones de abuso sexual, de no pagar sus impuestos, de robarle a sus empleados, de mentir repetidamente, de tener un temperamento volátil, explosivo. Rehusó hacer públicos su declaración de impuestos. Fue uno de los proponentes de la idea de que Barack Obama no había nacido en EUA.

Donald Trump fue atacado por amplios sectores de la prensa tradicional, de políticos del establishment, y aún así siguió desafiante, poniendo patas arriba todos los cánones del país.

Ganó con una campaña que jamás tuvo los recursos económicos de los demócratas. Y sin gastar las sumas de sus adversarios.

Donald Trump se presentó como el candidato de los olvidados y en contra de las élites. “Soy la voz de los olvidados”. Denunció la corrupción, según él plasmada en la clase política de la capital, que controla el país.

La labor de Donald Trump fue facilitada, en gran parte, por la candidatura de Hillary Clinton, un rostro más de una dinastía política, comprometida en una serie de escándalos. Igualmente, el papel que Clinton jugó en las desastrosas intervenciones estadounidenses en el Medio Oriente — como la invasión a Irak en 2003 — le abrió un flanco, ya que Trump dijo (aunque no fuera verdad) haberse opuesto a estas guerras.

Desde los primeros dias de la campaña se refirió a Hillary Clinton como “Crooked Hillary” (Hillary la ratera). Dijo una y otra vez que ella llevaba 30 años en la vida pública sin jamás realizar ningún cambio que beneficiara a los más necesitados.

Otro mensaje que resonó fue “drenemos el pantano” (drain the swamp) de la corrupción de la clase política.

Se conjugaron contra Clinton la tibia reactivación económica, las faltas de oportunidades, incluyendo el rechazo al plan de salud de Barack Obama, presentado inicialmente como un éxito, y que ha comenzado a deshilvanarse en meses recientes con limitación de servicios y aumentos en tarifas.

Si algo puede decirse de la histórica victoria que ha dejado boquiabierto al país es que ha sido un rechazo al status quo y las élites del país.

La victoria de Donald Trump ha dejado atónito al partido demócrata y al resto del mundo. Las bolsas han caído a pique.

Donald Trump gana y logra que su partido mantenga control de las dos cámaras del Congreso. Ello le facilitará dejar su huella por años con sus nominaciones a la Corte Suprema de Justicia,

Asumirá en enero 2016 la presidencia de una nación fracturada.

En su discurso de victoria, dijo que “Me comprometo a ser el presidente de todo EUA. Y pido ayuda para unificar el país”.