De que son hermosos no cabe la menor duda. Pero son una brutal tortura a una bestia indefensa por motivos de coquetería y vanidad.
Se trata de los makech, llamados joyas vivientes, escarabajos a los que se les incrustan piedras preciosas, incluyendo el aro para cadena para que la gente se los cuelgue.
Llevan su sufrimiento a cuestas por entre cuatro y cinco años.
Se venden en tiendas de artesanía en la península de Yucatán.
El origen de ellos es una leyenda de amor y despecho de una princesa maya que, para unirse a su amado, optó por pedir a un chamán que la conviera en escarabajo.
Es una linda leyenda. Un hermoso prendedor.
Pero porque venga de una leyenda no quita que sea un acto de crueldad y barbarie contra un ser de la creación. No todo lo típico y tradicional es sagrado: nuestros antepasados indígenas celebraban sacrificios humanos.
No hay derecho.
Gracias: Sumitra Oddity Central
[vsw id=”qvkkLTZKtG8″ source=”youtube” width=”425″ height=”344″ autoplay=”no”]