En una de las escenas más cautivantes de Los Miserables de Victor Hugo, Mario es herido gravemente mientras combatía en una barricada.  Jean Valjean, el protagonista, lo salva cargándolo moribundo a través de las alcantarillas de París para entregarlo a su amada Cosette.

Victor Hugo se refiere probablemente a alguna de las batallas de 1830, cuando se rebelaron los parisinos contra la dinastía de los borbones que había recuperado el poder quince años antes. Ya para entonces, el conglomerado de túneles que constituye el París subterráneo, era laberíntico y extenso, remontándose a la época de los romanos.

En la actualidad, ocupa más o menos 150 kilómetros, ubicado en el sur de la ciudad luz, e incluye vías ferroviarias, alcantarillas, canales, represas, criptas, bóvedas bancarias, cavas, clubes, discotecas, galerías. Y un monumental sistema de canteras de donde fue extraída la piedra con que se construyeron los magníficos edificios de la gran ciudad.

(Aunque se le conoce también como las Catacumbas de París, los osarios y capillas nada tienen que ver con los primeros cristianos como en Roma. Estos fueron colocados allí a fines del siglo 18 cuando hubo que vaciar los cementerios de la ciudad porque con tantos muertos viejos no había espacio a los muertos nuevos).

Este fascinante mundo subterraneo es el tema de un extenso reportaje en la revista National Geographic, a la venta en los quioscos en febrero.

Foto Stephen Alvarez