La elección más larga, costosa, agresiva y posiblemente cerrada en la historia de EUA ahora promete un potencialmente explosivo gran final que puede definirse en una palabra: impredecible.

Luego de haber gastado US$2 mil millones de dólares en un feroz concurso electoral que comenzó en febrero del 2011 y ya parece interminable, Sandy, el huracán de mayor extensión jamás registrado, se prepara a golpear el noreste de EUA.

Su impacto puede superar a los peores anuncios negativos.

Su presencia trae a la fase final de la campaña preocupaciones de una dimensión que nadie pudo haber anticipado.

Mientras que ambos lados ponderaban escenarios de peor caso — entre los cuales se incluyen resultados no definidos o cuestionados; una victoria en el voto popular pero una derrota en el Colegio Electoral; un empate en cuyo caso la decisión correspondería al congreso, con la Cámara nombrando al presidente y el Senado al vicepresidente — nadie pensó en la naturaleza.

El huracán Sandy ha puesto patas arriba planificación, estrategias, encuestas de último momento, publicidad, esfuerzos por las bases de movilizar votantes, actos de la campaña, mítines.

Solo considere lo siguiente: el noreste de EUA, donde viven más de 50 millones de habitantes — con estados claves, como Carolina del Norte, Virginia, Pennsylvania, New Hampshire y en cierta medida Ohio — en unos días podría encontrarse inundado, sin carreteras ni electricidad, con votantes en centros de refugiados, escombros por todas partes, y una población preocupada por conseguir lo básico: agua, hielo, leche, pañales, baterías para aparatos portátiles, medicina.

¡Quién lo fuera a pensar!

Mapa interactivo en el New York Times. Al ingresar su código postal podrá ver el pronóstico para su área.