Tim Cook, CEO de Apple, fue convocado ante un subcomité del Senado EUA para que explicara por qué el gigante de la tecnología no había pagado ningún impuesto sobre US$74 mil millones en ganancias en los últimos cuatro años.
Aunque nadie alegó que hubiera hecho nada ilegal, cabe señalar que se ha llegado a un punto en que las ganancias corporativas en EUA alcanzan nuevos récords, gracias a los despidos masivos y rápidos de los trabajadores durante los primeros días de la recesión, las reducciones en los costos de intereses y el hecho de que la mano de obra barata en los mercados emergentes ha erosionado el poder sindical en los países industrializados, lo que permite a las empresas a deslocalizar producción y desafiar las demandas de aumentos salariales.
Mientras tanto, el impuesto de sociedades, que representa el 10% de la recaudación total de impuestos (reducido de cerca de un tercio en 1950) ha caído a pique.
Un aumento en las empresas que se han estructurado como sociedades y corporaciones “S”, que impone las cargas tributarias a los individuos en vez a las sociedades, acarrea parte de la culpa. Los paraísos fiscales también son culpables, ya que reducen sus niveles de impuestos para atraer a las empresas más grandes.