En términos de logros educativos, EUA ha dejado de ser la vanguardia del mundo en parte debido a que pocos estudiantes de familias de bajos y medianos recursos se gradúan de las mejores universidades, situación que limita el crecimiento económico del país y que, a diferencia de Amherst College en Massachusetts, pocas instituciones han logrado superar, escribe David Leonhardt en el New York Times.

Dice que bajo la presidencia de Anthony Marx, un politólogo de 44 años, “Amherst ha creado un modelo para atraer estudiantes talentosos de bajos y medianos ingresos que se puede aplicar otras universidades”.

Según el licenciado Marx, persigue razones educativas. “Nuestro objetivo es ser a la vez la universidad con mayor diversidad — y a la vez la más selectiva”.

La ayuda financiera, dice, es un punto clave para el éxito — con asistencia gubernamental como el programa Pell.

Pero, además, Amherst ha estimulado la transferencia de estudiantes de los colegios comunitarios. “Este paso puede ser la manera más fácil para que una universidad sea más meritocrática”.

La desigualdad actual es obvia, dice. Por ejemplo, en universidades como Michigan, en el 2003 ingresaron más estudiantes de familias con ingresos anuales superiores a US$200,000 de los que vinieron de todos los estratos de menores ingresos.

Menciona también las ventajas que tienen los estudiantes más acomodados en sus solicitudes a las universidades élite. Para ellos no presenta dificultades económicas tomar varias veces los exámenes SAT; incluso contratan tutores con quien practicar.

Igualmente, las actividades extra curriculares pesan de maneras diferentes según el estrato social, dice. Mientras que los estudiantes son recompensados por viajes al exterior y su participación en elaborados programas comunitarios, “Las universidades no dan reconocimiento de la misma forma al que tenga que trabajar en la tienda 7-Eleven del barrio para mantener a la familia”.

Pregunta el Times, ¿se reducen los niveles de admisión al aumentar la diversidad?. “No. No se reducen”, responde enfáticamente.

Por si se pregunta, ¿cual es la necesidad de cambiar las cosas?

“Gústenos o no nos guste, la influencia en la sociedad de EUA de las universidades élites es muy superior a su tamaño. Por ello, sus normas de admisiones no solo le importan a los graduados de segundaria: son de interés nacional”.

Artículo en inglés

Foto cortesía de j_barry via flickr