Norman FinkelsteinEn la magnífica serie de novelas históricas de Patrick O’Brian, después de cada batalla naval, el capitán Jack Aubrey le preguntaba al galeno del barco, Esteban Maturín, “¿Cuánto es la cuenta del carnicero?”

Carlos F. Torres, Director El Molino Online
Carlos F. Torres, Director El Molino Online

Rodeado de mástiles caídos, puentes ardiendo, muertos todavía calientes y heridos recibiendo tratamiento en una rudimentaria mesa de operaciones, el héroe de las novelas pedía el número de bajas.

La cuenta del carnicero de la última guerra israelí contra Gaza es tema de disputa. El New York Times informa sobre diversas maneras y metodologías de contar.

Para el martes, esto es lo que tenían: 1,865 “mártires” “agresión israelí” desde el 6 de julio: 429 menores de 18 años, 79 mayores de 60, 243 mujeres. El Ministerio de Salud de Palestina no categoriza las víctimas como civiles o combatientes, pero otros sí: Las Naciones Unidas — que produjo una cuenta más baja de muertos, 1,814 — dice que por lo menos 72 porciento fueron civiles, mientras que dos grupos basados en Gaza han dicho que fueron 82 por ciento (Al Mezan Center for Human Rights) y 84 (el Palestinian Center for Human Rights).

Esta vez, y mucho más que en las dos guerras anteriores, la cuenta del carnicero debería también incluir otros elementos.

Debería, por ejemplo, poder medirse la pérdida de credibilidad para EUA.

PALESTINIAN-ISRAEL-CONFLICT-GAZAUn balance inicial no es muy positivo, si se tiene en cuenta que la administración se mantuvo silenciosa durante la mayor parte de los ataques, permitiendo que los medios en Israel descuartizaran al Secretario de Estado Kerry durante una de sus visitas, y aceptando con la debida dosis de docilidad el regaño del Primer Ministro Netanyahu quien dijo que “Jamás me contradigan sobre Hamás”.

Ello al mismo tiempo que EUA daba a los israelíes más granadas, balas de morteros y municiones.

Hubo de pasar otro ataque contra una escuela de la ONU — el quinto — antes que EUA se pronunciara en contra de la violencia por el ejército de Israel.

La cuenta del carnicero también debería incluir el costo político del creciente clamor de que se investigue al estado de Israel por presuntos crímenes de guerra. 

Debería tomar en consideración el aumento en el anti semitismo en Europa que es echarle leña al fuego del extremismo. En muchos cases los llamados a un fin a la violencia en contra de los palestinos en Gaza se ha tornado en denuncias al judaísmo, volviendo a resuscitar antiguas acusaciones racistas.

Esta última guerra producirá más — y no menos — odio.

En una nota que apropiadamente titula “Israel está acuñando la nueva generación de odio” “(Israel is Minting the Next Generation of Hate)”, Jesse Rosenfeld en The Daily Beast dice que en Gaza hay unos 900,000 menores de 18 años.  Algunos niños han sobrevivido ya tres guerras.

Su conclusión es que muchos de estos niños no tendrán otra alternativa que luchar:

 Y no es la propaganda de Hamas, ni el currículo escolar, ni incluso sus padres lo que hacen que estos niños vean un futuro en que la resistencia continua es su única opción para sobrevivir. Es un aprendizaje recibido por las bombas de Israel que destruyeron sus casas y por las líneas de pan al cruzar la calle de la escuela.

¿Incluirá la cuenta del carnicero la creciente pérdida de credibilidad por parte de los principales medios? Glenn Greenwald, periodista ganador del premio Pulitzer, les da una mala nota por su reportaje, que llama parcial a Israel y racista. ¡Amén!

También merece incluirse en la cuenta del carnicer son los efectos en Israel de su posición como país moral. Comentarios como “genocidio”, “matanza”, “brutalidad” acompañan cada día más las menciones del ejército de Israel.

(Un bloguero israelí que escribe sobre un “genocidio permisible”; un general que pide un bloqueo que recuerda el sitio nazi a Leningrado apoyan esta manera de pensar).

Screen Shot 2014-07-30 at 3.55.23 PMEstas palabras por el venerable Henry Siegman a Amy Goodman de Democracy Now’s lo dicen todo.

Es un desastre … Cuando uno piensa que esto es lo que se necesita para que Israel sobreviva, que el sueño zionista se basa en la constante matanza de inocentes en la escala que vemos ahora en la televisión, eso es una crisis realmente profunda, y debería serlo — para los que una vez estuvimos comprometidos con establecer el estado.

Esta cuenta del carnicero debería agregar también el ánimo que ha dado a los combatientes de Hamas (que los medios en su mayoría llaman “militantes”), que les causaron 67 bajas militares a Israel (en el 2008 fueron 10). No son tan invencibles como se presentaron. Comenta el New York Times:

Aparentemente Israel no estaba listo para enfrentar combatientes de Hamas dispuestos a pelear y que han recibido entrenamiento en el uso de túneles, un arma de combate que se remonta a la antigüedad.

Sobra decir que Patrick O’Brian escribe novelas de guerra basadas en datos históricos de la era Napoleónica. Y que la masacre en Gaza ha sido real: Los muertos, el horror y los aterradores costos.

Pero para los que quieren reducir la cuenta del carnicero, a lo mejor sea hora de considerar los agravios de todos los actores en este drama. Todos.

Y ello significa Hamás.

Carlos F. Torres
New York, Agosto 6, 2014