En Kenya, en una abominable práctica que remonta a los días de la colonia, cada vez que una mujer es violada, al horror de la violencia se suma la humillación por parte de su marido que la corre de su familia y su aldea.
Este doble castigo es solo un aspecto de la opresión que sufre la mujer en esa nación africana, donde se le considera y trata como la propiedad de su marido, y le son negados los derechos básicos como el de trabajar, tener tierra, divorciarse y mucho más. “Somos como una propiedad porque somos parte de la dote”, explicó a Eliza Griswold para un artículo publicado en The Daily Beast una mujer que se rebeló contra esta opresión.
Se llama Rebecca Lolosoli, madre de 5 hijos, activista feminista y fundadora hace 21 años, junto con otras mujeres que escapaban matrimonios obligados, el ostracismo de la violación o la mutilación genital, de la aldea de Umoja (en lengua Swahili significa “unidad”) donde viven mujeres únicamente.
“Nuestra aldea se ha convertido en un refugio”, dice. Apunta que se permiten los hijos varones siempre y cuando observen las reglas de la aldea y no intenten dominar a las mujeres.
Explica Griswold que para ganarse la vida las mujeres de Umoja realizan trabajos artesanales con sus textiles de cuentas. En el 2009, la diseñadora Diane Von Furstemberg visitó la aldea, incorporando la artesanía en su colección de primavera en el 2009.
Según Lolosoli, su marido pagó 17 vacas por ella. Además, a los 15 años casi muere cuando fue mutilada genitalmente con una cuchilla.
Sin embargo, agrega Griswold, nada detiene a Lolosoli. Hace poco abrió nuevas puertas para las mujeres a ser la primera mujer Samburu en obtener un divorcio. (Se marido la seguido amenazando desde entonces).
Clave es que las mujeres de Umoja puedan educarse, “para salir de esta obscuridad”.
Lolosoli tiene planeado postularse para un cargo público en las elecciones del año entrante, concluye.
Foto cortesía de vital voices via flickr
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