Aunque por lo general la fuerza motriz de la evolución es el medio ambiente — desde el clima hasta accidentes geográficos — la cultura puede también ser un factor determinante.
Este ha sido el caso, escribe Charles Choi en LiveScience, de los indios Xavánte, en la amazonía brasileña, cuyas costumbres a través de siglos han producido a claras diferencias físicas con sus vecinos –cabezas más amplias, rostros más largos y estrechos, narices más anchas.
Atribuyen este fenómeno a la práctica sexual reproductiva que permite a los hombres de mayor éxito en la aldea tener muchos descendientes con diversas mujeres.
Esto significa que estos rasgos pronto llegan a dominar la población.
Los cambios morfológicos que han sufrido los Xavánte tienen lugar más de 3.8 veces más rápido que los de las demás tribus del estudio, dice.
Los Xavánte se formaron de una división del grupo Kayapó hace unos 1,500 años.
Ahora ya sus primos no los reconocen.
Foto Nancy M. Flowers, Hunter College
