Aunque la iglesia Católica no apoye las recreaciones de la pasión de Cristo en las Filipinas, ello no impide que decenas de miles de personas, tanto locales como turistas asistan cada año a las celebraciones.

Según The Telegraph, las ceremonias comenzaron en los años 50.

Este tipo de recreaciones tienen lugar en varias naciones del mundo, pero las de las Filipinas son las más sangrientas.

En las provincias de Pampanga y Bulacan se usan verdaderos clavos en las torturas que aceptan voluntariamente los devotos. Al menos 24 personas fueron crucificados este año, dice.

Cita la publicación al Arzobispo de Pampanga, Paciano Aniceto quien se distancia del evento. “La Iglesia pide sacrificios mediante la mortificación y oración. Es más control sobre uno mismo que daño fisico. No pide que se flagele”.

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