Aunque en un comienzo no siempre recibieron una calurosa bienvenida, los hispanos en las planicies rurales de Kansas en EUA han plantado firmes sus raíces en las comunidades trayendo sangre y energía frescas a los que no hace mucho eran pueblos moribundos, escribe A.G. Sulzberger en el New York Times.
Con excepción de uno, cada condado de la región del medio oeste estadounidenses ha sufrido reducciones hasta el 10 por ciento en la población no hispana, dice.
Sin embargo, agrega, los hispanos están reviviendo el área — pueblos con nombres como Ulysses, Bazine, Ransom — en suficientes números para complementar, incluso exceder, la reducción de la población blanca en muchos sitios.
En el proceso, estos nuevos residentes reemplazan negocios cerrados con tiendas de víveres mexicanos, llenando las escuelas con niños cuyo primer idioma es el español y, al menos por ahora, extendiendo la vida de comunidades que parecían tambalearse directo a su tumba
No todo el mundo está de acuerdo y han habido actos de racismo, dice. Aunque menos ahora que en el comienzo.
Ahora, las cosas han comenzado a cambiar. Incluso los empleadores en las plantas de procesamiento de carne prefieren contratar empleados bilingües, dice.
Dijo el alcalde de Ulysses al New York Times. “En un comienzo les negamos la bienvenida en gran parte porque queríamos aferrarnos a lo que habíamos sido. Pero en estos años pasados hemos visto que se están quedando aquí, que forman parte de la comunidad. Nos hemos acostumbrado los unos a los otros”.
Parte de ello se debe a la demografía, apunta: de los 102 bebés nacidos en Ulysses el año pasado, dice, exactamente la mitad eran hispanos.
Trece entre ellos tenían un padre hispano, concluye.
