Una de las imágenes más memorables de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 27 de mayo en Colombia muestra al ex comandante de lo que por más de medio siglo fuera la guerrilla más antigua del continente depositando su sufragio como cualquier ciudadano.
Timochenko, el pseudónimo de Rodrigo Londoño Echeverri, comandante en jefe de las FARC desde 2011 y quien firmó un acuerdo con el gobierno de Juan Manuel Santos en 2016, fue uno de los 19,620,823 colombianos que cumplieron con su responsabilidad cívica y votaron por el hombre (no hubo mujeres candidatas en la fase final) que encabezará el país por el próximo cuatrenio.
Aunque se registraron casi 20 millones de votos, el 47% o alrededor 17 millones, se abstuvieron.
Los resultados finales, según cifras que publica la revista Semana, dan a Iván Duque 7,562,171 votos, superando claramente a los otros candidatos, pero solo el 39.14% del total. Al no pasar el 50%, tiene que presentarse a una segunda vuelta. Duque, de 41 años, representó al Centro Democrático, formación de la ultra derecha, liderada por el expresidente Alvaro Uribe.
Su adversario será Gustavo Petro, ex alcalde de Bogotá y antiguo guerrillero del grupo M19, que encabezó una coalición de la izquierda y obtuvo 4,848, 018 votos, o el 25.09%.
Sergio Fajardo, “El profe”, al frente del Compromiso Ciudadano, se quedó en la primera vuelta. Fajardo, un académico y ex gobernador del departamento de Antioquia se había presentado como formula vice presidente en representación del Partido Verde en 2010. Fajardo obtuvo 4,586,841 sufragios, o el 23.74%.
Observadores políticos sostienen que si Humberto de la Calle, el negociador por el gobierno de Juan Manuel Santos durante el largo y laberíntico proceso de paz con las FARC, hubiese apoyado desde un comienzo a Fajardo, habrían obtenido suficientes votos para ganarle a Petro.
Pero no fue así.
Mientras los colombianos ponderan los resultados electorales, y los candidatos entran en negociaciones en busca de alianzas para la segunda vuelta que tendrá lugar el 17 de junio 2018, algunas cosas quedan claras.
- Colombia está aprendiendo a discutir sus diferencias en paz. En estas elecciones el electorado tuvo bastantes opciones
- El abstencionismo no se ha podido superar.
- Colombia sigue siendo un país altamente polarizado, donde las fuerzas las derechas se mantienen firmes.
- No obstante esta polarización, que tiene un claro cariz de clase, por imperfecta que sea, la paz ha realizado notables avances, como un ex jefe guerrillero cumpliendo con su responsabilidad cívica.
Y nadie puede negar que eso es progreso y un ejemplo para el mundo.