exorcismo en Roma

Reproducimos apartes de una nota publicada en el New York Times sobre una la reunión “Exorcismos y oraciones de liberación”, que en Roma reúne a más de 300 sacerdotes. Por Jason Horowitz.

[…] Después de anotarlo todo, el padre [Andrés] Cárdenas, de 36 años, explicó que había venido a Roma a aprender sobre exorcismos “porque es un don” que él quería compartir con sus parroquianos en El Espinal. Él es uno de los trescientos católicos romanos —la mayoría clérigos, pero también hombres y mujeres laicos dotados de cartas de autorización de sus obispos— que asistieron a la decimotercera edición del curso anual —que tiene una duración de una semana— llamado “Exorcismos y oraciones de liberación”, cuyos organizadores esperan que reclute y capacite a ejércitos de exorcistas potenciales para enfrentar a las fuerzas demoniacas en expansión.

Los participantes pagaron 372 dólares (la traducción simultánea tenía un costo extra de 309 dólares) para asistir a las sesiones, patrocinadas por grupos católicos conservadores e impartidas en la Universidad Pontificia Regina Apostolorum, administrada por los Legionarios de Cristo.

Los aspirantes a exorcistas culpan a internet y al ateísmo por lo que definen como un repunte en la maldad; sin embargo, la urgencia evidenciada en el curso también parece estar relacionada con el auge de una visión conservadora que sostiene que la Iglesia católica ha ido por mal camino bajo el mandato del papa Francisco, y que el fin de los tiempos se acerca.

El papa confundió a los conservadores cuando un reportero italiano informó, de modo incorrecto según el Vaticano, que no creía en el infierno. “Más allá de lo tolerable”, dijo en esos momentos el cardenal estadounidense Raymond Burke, líder de la resistencia conservadora contra Francisco.

De hecho, el papa muchas veces habla del diablo. En su Exhortación Apostólica mensual, “Regocíjate y sé feliz”, escribió que aunque en tiempos bíblicos “la epilepsia, por ejemplo, podía confundirse fácilmente con una posesión demoníaca”, los creyentes no deben concluir que “todos los casos relatados en el Evangelio tenían que ver con desórdenes psicológicos y, por lo tanto, pensar que el diablo no existe o no está al acecho para obrar mal”.

El padre Cárdenas no tiene dudas sobre la creencia del papa en el diablo. Tampoco las tenía el cardenal Simoni, quien ha visto la maldad de primera mano, al sobrevivir décadas en prisiones y trabajos forzados por practicar su fe bajo el régimen comunista albano de Enver Hoxha.

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Otro sacerdote le preguntó cómo podía saber la diferencia entre el trastorno bipolar y las personalidades poseídas. “Es importante diferenciar entre enfermedades psicópatas, neurastenia y patologías”, dijo el cardenal. “Puedes reconocer a Satanás”.

“Abordaremos ese tema el martes por la tarde”, interrumpió el profesor Giuseppe Ferrari, uno de los organizadores del curso, quien dirige un grupo de investigación sociorreligiosa.

En ese momento, el padre Cárdenas leyó cuidadosamente su programa azul, ilustrado con la Transfiguración de Rafael. El martes, podría escuchar una clase de exorcismo sobre “La oración para la liberación, un acercamiento teológico y pastoral” o “El asistente del exorcista: habilidades y responsabilidades”.

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