A 700 metros de profundidad en las entrañas de la mina San José, en Chile, en un drama transmitido en vivo y en directo con cámaras tanto en la superficie como dentro de la mina y seguido en las pantallas de los televisores del mundo entero, Florencio Ávalos ingresa en la pequeña jaula de rescate pintada con la bandera chilena y bautizada “Fénix”.

La cámara de la superficie muestra cómo la rueda que maneja el winch que sube la jaula comienza a rodar de izquierda a derecha; la del fondo, con imágenes saltadas, muestra el ascenso de la cápsula. Lentamente. Florencio Ávalos, por ser el más saludable de los 33 mineros atrapados desde el 5 de agosto, había sido elegido para ser el primero en salir.

La razón por la cual optaron por extraer primero al más saludable primero es simple: no se conocían los efectos del viaje a la superficie. Desde un punto de vista físico, podría ser muy exigente para individuos que llevan 68 días bajo tierra, siendo causa de preocupación el cambio de presión y temperatura, igual a lo que enfrentan los astronautas o los buzos. Tampoco se sabía si habría problemas con la trayectoria de la jaula, ya que en ciertas partes el túnel no es vertical sino en ángulo.

Afuera le esperaban una nutrida delegación que incluía al presidente de Chile Sebastián Piñera, la primera dama, doña Cecilia Morel, junto otros dignatarios, técnicos y rescatistas. Junto a ellos, la esposa del minero rescatado y su joven hijo.

Se habían esperado 68 días, pero los 13 minutos a la superficie pueden haber sido de los más lentos de este drama humano que ha cautivado la humanidad. En la superficie, en el campamento La Esperanza, familiares de los 33 hombres miraban el rescate en una pantalla gigante colocada especialmente para que pudieran seguir cada detalle de la operación. También afuera, un equipo de más de 1,000 reporteros esperaba para narrar la historia desde su punto de vista.

Poco a poco se fue izando la jaula. La rueda rodando de izquierda a derecha. Tras la espera, asoma primero la punta de la cápsula, luego el resto. Los rescatistas y técnicos bren las puertas. Y a las 0:15 a.m. sale Florencio Ávalos, firme, erguido, valiente, con la humildad de alguien que ha desafiado la suerte, con la dignidad y fuerza que le permitieron sobrevivir más que ningún otro minero sepultado, que inspiraron al mundo. Gritos de júbilo. Saludos. Apretones de mano. Y luego, un niño se tira a los brazos del autor de sus días.

No hubo un ojo seco. Quedamos llenos de admiración por esos valientes, por sus familiares, por la solidaridad, por el compromiso de toda una nación con ellos.

Para las 7 am del día siguiente, había salido el 9 minero.

Conforme han ido saliendo, los mineros a quienes se les ha encontrado en muy buen estado de salud, van siendo llevados al hospital donde serán sometidos a un proceso de recuperación.

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