NEW YORK, Especial para El Molino. Energética. Vibrante. Optimista. Su voz alegra los corredores subterráneos por donde millones de neoyorkinos pasan a diario. Heidi Kole lleva 5 años en estas, periodo durante el cual ha tenido la fortuna de ver la Gran Manzana desde sus entrañas. Fue allí, en el mismo subway, donde la artista compartió unos instantes con El Molino.

“¿En que otros sitio más se puede ver lo que he visto aquí?”… “Una subcultura que no existe en ninguna otra parte en New York. Antes existía en el East Village, en Brooklyn, pero con el proceso de gentrificación desapareció. Ahora el subway es uno de únicos sitios donde el artista puede ser totalmente libre”.

Comenzó su carrera a raíz de un accidente que le impidió seguir trabajando como “stunt”. Y le llamó la atención cantar en los subways. “Fue lo más difícil que yo había hecho: porque no hay manual para prepararse”.

El dinero que gana le ayuda a pagar sus cuentas, señala. “Pero más importante es cuando alguien te dice algo como ‘me has sacado las lágrimas’, ‘me detuve en esta parada solo para poderte escuchar'”. En esos momentos siente que ha tocada a otra persona.

“La gente no quiere estar en el subway: lo usan para movilizarse a algún sitio. Y si logras llegarles, en efecto, has podido darles algo valioso”.

Ha encontrado todo tipo de personajes aunque dice que no le preocupa su seguridad personal, por más peligrosa que sea la ciudad.

Heidi narra sus experiencias en su libro, “The subway diaries”, distribuido en los EUA y Europa. La versión en español estará disponible pronto.

www.thesubwaydiaries

Foto cortesía de la artista

[vsw id=”d4Ag8rT3vqk&feature=youtube_gdata_player” source=”youtube” width=”425″ height=”344″ autoplay=”no”]