GorbachovBrexit, el voto del electorado del Reino Unido de separarse de la Unión Europea, tiene muchas semejanzas con la disolución en 1991 de la Unión Soviética.

Eso dice Fiona Hill en una nota en Brookings donde compara Brexit con lo que sucedió en la última década del Siglo 20. En ambos casos, los gobernantes le apostaron a un referendo que produjo resultados diferentes de los que anticipaban.

Mikhail Gorbachev enfrentando la caída del muro de Berlín y sacudido por movimientos nacionalistas en las repúblicas del Báltico y del Caucaso, convocó a un referendo, dice.

Propuso la creación de un nuevo tratado de unidad para salvar a la URSS. La táctica falló. Aunque la mayoría de la población soviética voto sí, algunas de las repúblicas claves se negaron a participar. Y así comenzó la disolución de la URSS, acontecimiento que según el actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha sido “el mayor cataclismo geopolítico” del siglo 20.

La similitudes históricas entre Rusia y Gran Bretaña se remontan al siglo 18, señala. La Reina Isabel la Primera se escribía con el zar Iván el Terrible. Al mismo tiempo que los parlamentos inglés y escocés se unían, en el año 1707, en Rusia Pedro el Grande derrotaba a los suecos en Poltava.

Ambas familias reales tenían lazos matrimoniales, agrega. Hasta los últimos Romanov eran primos de la Reina Victoria. Durante la Primera Guerra Mundial, en la que ambos imperios fueron aliados, el Alzamiento de Pascua y la Revolución Rusa, les causaron serios problemas internos.

Desde el fin de la guerra fría, tanto Rusia como el Reino Unido han sufrido serias dificultades estableciendo sus “indentidades y papeles post imperiales”.

El referendo de Gorbachov, no logró apuntalar a la Unión Soviética, lo que siguió fue un intento de golpe (en 1991) y el desmantelamiento.

Rusia perdió un imperio, su ancla geopolítica, y su identidad como el primero entre iguales en la URSS. La Federación de Rusia son los restos de un estado. Y aunque los rusos étnicos eran un 80 por ciento de la población, las fuerzas de desintegración continuaron. Tártaros, chechenos y otros pueblos nativos de la Federación de Rusia, con sus propias historias, aprovecharon para lograr su independencia.

Los paralelos con lo que actualmente vive el Reino Unido son amplios, agrega.

Advierte que, si llega a ser Primer Ministro Británico en los meses venideros, Boris Johnson, ex alcalde de Londres, promotor de Brexit y principal adversario político de David Cameron, podría cometer los mismos errores de los rusos.

La separación institucional, política y económica del Reino Unido de Europa podría ser tan desgarradora como desmembrar la URSS. Habrá gente que quede detrás — los ciudadanos de la UE en el Reino Unido, ciudadanos del Reino Unido en la UE. Ellos tendrán que tomar decisiones difíciles acerca de quiénes son y dónde quieren vivir y trabajar. La libra británica ya ha caído a pique. Los pronósticos a corto y mediano plazo de dislocación económica varían entre sombríos y graves. El Reino Unido es un estado multiétnico, con niveles de poder local en las partes que lo constituyen, y profundas divisiones políticas a los niveles de élite y populares. Escocia e Irlanda del Norte, junto con Gibraltar (un territorio en disputa con España), claramente votaron a favor de permanecer en la Unión Europea. La perspectiva de un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia, cuestionamientos sobre el futuro del proceso de paz irlandés, y el protocolo para continuar la relación de Gibraltar con España, van a complicar el proceso de divorcio entre EU y el Reino Unido.

Cuando todo esto cuaje, advierte, es posible que otro gran estado imperial haya sido tirado al “basurero de la historia” por vincular su futuro al de un referendo.

Artículo en inglés