EsclavosEs una escena que se repite con frecuencia, escribe Wagner Moura en The Guardianuna familia pobre entrega a su hija a una familia más acomodada. Se presenta como un acto de caridad, ya que la menor recibe un techo y alimentación. Ello, a cambio largas horas de labores domésticas.

Esas son las esclavas modernas.

En la actualidad, se calcula que unos 21 millones de personas viven este tipo de esclavitud more, “la mayoría de ellas mujeres y niñas ocultas a plena vista tanto en naciones ricas como pobres: el 7% de los esclavos hoy día vive en América del Norte o la Unión Europea.

Son víctimas del tráfico humano, explotadas sexualmente, trabajan en hogares particulares, o en la agricultura, la pesca, la construcción y la manufactura.

No es ningún crimen, señala. Es un negocio redondo que genera utilidades ilegales por alrededor de US$150 mil millones, dice, en base a cálculos de la Organización International del Trabajo (OIT).

En la pobreza se encuentra la raíz de esta esclavitud moderna, igual que en la falta de conciencia tanto por parte de las víctimas com el público en general. El trabajo forzoso afecta a las personas más vulnerables y menos protegidas, perpetuando un círculo vicioso de pobreza y dependencia. Las mujeres, los trabajadores migrantes poco calificados, niños, pueblos indígenas y otros grupos que sufren discriminación por diferentes motivos son desproporcionadamente afectados. Y muchas de las víctimas ni siquiera se consideran a sí mismas como esclavos — trabajar para pagar una deuda que se ha pasado de generación en generación, o ser un sirviente en una recidencia privada desde el atardecer hasta el amanecer es la única vida que alguna vez han conocido. Al mismo tiempo, sin usted darse cuenta puede estar comiendo alimentos recogidos por los esclavos modernos, o usando ropa hecha con mano de obra esclava.

Artículo en inglés