Juan Tena, corresponsal MADRID – Una legislatura más, cuatro años, con un gobierno socialdemócrata del PSOE en España es hoy por hoy -a 24 horas de la cita con las urnas- inimaginable por la inmensa mayoría de ciudadanos. A juicio de muchos, incluso de simpatizantes del PSOE, eso sería una tragedia que acabaría con el bienestar social y económico del país para los próximos tres o cuatro decenios. España dejaría de la noche a la mañana de estar entre los diez primeros países industriales del mundo.

El ciudadano medio de este país no necesita ser un experto en economía para saber esto y darse cuenta de cuál es la verdadera situación y dónde puede estar la solución; difícil, ciertamente, pero sabe que el único camino practicable en estos momentos es agruparse alrededor de un proyecto político fuerte, sin trabas, sin pusilaminidad de ningún tipo como el que encabezan en este momento los conservadores de centro reformista, es decir el Partido Popular, y Mariano Rajoy a la cabeza, un político en el que el ciudadano confiá, inclusive muchos que no le votarán -por prejuicio ideológicos-, pero que en el fondo saben y “desean” que gobierne y saque al país de la encrucijada en la que se encuentra.

A estas altura nadie duda, y su principal oponente político, el socialdemócrata Alfredo Pérez Rubalcaba, menos que nadie, que el líder del PP, Mariano Rajoy, será el el que gobiernes España los próximos cuatro años.

El convencimiento es tal, que la pregunta que se formula todo el mundo, el votante y no votante, no es hasta dónde alcanzará la mayoría absoluta del PP en porcentaje de votos y número de diputados, sino hasta donde se desplomará el PSOE. Si los socialdemócratas no logran más de 121-123 diputados de los 350 que componen la Cámara, la actual estructura orgánica del partido se derrumbará irremisiblemente. Algunos creen y desean que para este país eso sería lo mejor que podría suceder, ya que el PSOE si precisa algo es una toral y absoluta refundación, y que desaparezcan de la escena política el grupo de incompetentes y carentes de formación que son los que han gobernando en los último ocho años el país.

Politólogos, expertos y ciudadanos coinciden en que mañana domingo se va a producir en España, sin duda, el más importante cambios de los últimos treinta y tres años, cuando se aprobó la Constitución.

Gobernar con cinco millones de desempleados, una tasa superior al 21%, exige un trabajo ingente y una dedicación “total”. No hay otras prioridades en el próximo gobierno que poner las bases para que en un futuro -inmediatamente no es posible- comience a crearse empleo, y a equilibrar las cuentas entre ingresos y gastos, como fórmula indispensable para lograr lo primero. Y eso ha sido lo que a lo largo de toda la campaña electoral ha venido proclamado el PP y su presidente Mariano Rajoy, quien ha asegurado que el recorte será en toda regla y afectará a todas las partidas presupuestarias excepto a las pensiones y tal vez a la sanidad y la educación.

La urgencia por comenzar a gobernar y cambiar el rumbo del país es de una magnitud tal que incluso el aún presidente del Gobierno, José Luis Rostrituerto Zapatero y Mariano Rajoy ya están hablando y analizando el modo de hacer la transferencia de poderes lo antes posible, y esto sin que se hayan celebrado las elecciones.

La pretensión del futuro presidente del Gobierno es nombrar la próxima semana un gobierno de urgencia, que trabaje ya con el equipo saliente para adoptar las medidas necesarias conjuntamente y de ese modo ir ganado tiempo hasta que se vayan cumpliendo los plazos legales establecidos para el nombramiento del nuevo presidente del Gobierno de España, que no sería hasta la penúltima semana de diciembre.

Rajoy ya tiene decidido quiénes van a ser los miembros de su Gobierno, según diversas fuentes aunque el futuro presidente no ha dicho nada del asunto. Las hipótesis más probables es que el Gobierno de Rajoy tenga dos vicepresidencias, una política que dirigirá Soraya Sáenz de Santamaría (mano derecha de Rajoy) y otra económica que será sin duda para el actual portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, que ya ocupó cargos de responsabilidad en los gobiernos de Aznar, como secretario de Estado de Economía y posteriormente como Ministro de Hacienda. Montoro es un economista con una gran formación y de absoluta confianza de Rajoy. No obstante, según publicaba días atrás El Confidencial, citando a fuentes propias, eso no quiere decir que Montoro ocupe las dos carteras: Economía y Hacienda. Cabe la posibilidad de que se cree una dirección política a cargo del actual portavoz, y un equipo de técnicos en el área económica dirigidos por Luis de Guindos, mientras que el área de Hacienda, encargada de elaborar los Presupuestos Generales del Estado, estaría a cargo de Montoro.

También en la vicepresidencia política hay dudas acerca de si se incluye o no la Portavocía del Gobierno. Si no fuera así, Sáenz de Santamaría sería vicepresidenta y ministra de la Presidencia, y en ese caso el actual secretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, optaría a ese ministerio, para el que también suena el nombre de Alberto Ruiz-Gallardón (actual alcalde de Madrid), al que se sitúa igualmente en la cartera de Justicia e Interior.

En cuanto a Exteriores, un ministerio fundamental para llevar adelante las negociaciones, duras negociaciones, con Bruselas, con toda probabilidad esa cartera la ocupará Miguel Arias Cañete, que ya fue Ministro de Agricultura con Aznar.

Para el Ministerio de Industria se habla de dos independientes, es decir, personas no pertenecientes al PP. Uno de ellos sería Josu Jon Imaz, ex presidente del Partido Nacionalista Vasco, que dejo la militancia y se paso a la actividad privada, amigo de Rajoy y el abogado Javier Cremades,

 Para el Ministerio de Agricultura, Rajoy estaría pensando en el diputado castellano-manchego Agustín Conde, pero de no ser él, según las fuentes de El Confidencial, será alguien de la Comunidad de Castilla La Mancha, que preside María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP.

Dicho medio apunta a que el Ministerio de Cultura estará a cargo de José María Lasalle y Ana Pastor, amiga personal de Rajoy, pero sobre todo, una persona de extraordinaria valía, capacidad técnica y formación, sería, como ya lo fue anteriormente, Ministra de Sanidad y Asuntos Sociales. El Ministerio de Administraciones Públicas recairía en Ana Mato, del núcleo duro del entorno de Rajoy y responsable de organización y de esta campaña electoral. Para Medio Ambientre, que estará dentro de Fomento, se baraja el nombre de Elvira Rodríguez, ex ministra con Aznar e igualmente persona de enorme formación y prestigio.