Horas necesarias para dormir,  Según estudio, 90 % de la población necesita entre 7 y 8 horas. El 5 % necesita más; otro 5 %, menos.

El número de horas que se necesitan para descansar depende del tipo de persona. El especialista del sueño Eduard Estivill afirmó que los ‘short sleepers’ o los que duermen poco, pueden permanecer activos durante el día a pesar de descansar solo 5 o 6 horas, mientras que un descanso tan corto podría desencadenar problemas a largo plazo para los más dormilones.

El estudio reveló que en promedio, una persona que vive 90 años duerme aproximadamente 30 de estos; sin embargo, los ‘shor sleepers’ dormirían 22.5 años en promedio, 7.5 años menos que el resto.

Dormir menos está en los genes

La comunidad científica fijó su atención en porqué ciertas personas que duermen menos rinden exactamente lo mismo que las que duermen las horas promedios. Para entender este hecho, científicos realizaron un estudio con una familia de 19 personas, donde madre e hija dormían en promedio 6.25 horas mientras que el resto de los miembros 8.26 horas.

El análisis genético del grupo familiar arrojó que madre e hija compartían una particularidad en su ADN. En concreto, en el gen DEC2, relacionado con la regulación de los ritmos circadianos, el reloj biológico que marca los tiempos vitales.

En ambos casos, lo que sucedía es que había una alteración en un nucleótido (las bases o letras químicas que componen el genoma) del gen. Donde debía haber una C (citosina) había una G (guanina), un cambio que no fue encontrado en otras 250 muestras humanas con las que se comparó el ADN de las protagonistas del estudio.

Otros estudios sobre el tema del sueño revelaron que el ADN solo influiría un 40% en las horas de descanso, dando también importancia al factor ambiental.

La importancia del sueño

“No sabemos por qué los animales tienen que dormir, aunque el sueño debe ser muy importante; si no tuviera sentido sería el mayor error de la selección natural”, comentó Juan Antonio Madrid, catedrático de Fisiología de la Universidad de Murcia y especialista en cronobiología, la ciencia que estudia los ritmos biológicos.

En contraposición, un científico responsable de la unidad del sueño del hospital de La Ribera, España, resaltó la impotancia del sueño en aspectos como la restauración metabólica, es decir, la regeneración necesaria para compensar la actividad física de la jornada y el mantenimiento de la actividad cerebral.

“Por la noche los seres humanos reparamos el desgaste físico que hemos sufrido a lo largo del día y memorizamos lo aprendido”, agregó Estivill.

No se puede aprender a dormir menos

Estivill alerta ante la aparición de esas técnicas que ofrecen aprender a dormir menos. “No tienen ningún aval de la comunidad científica”, adviertió.

El descanso nocturno consiste en ir bajando peldaños. La primera fase es un sueño superficial de entre 15 y 20 minutos. A partir de ese momento se entra en un estado más profundo “en el que suceden muchas cosas importantes”, relató Estivill.

Por ejemplo, es cuando tiene lugar el momento de máxima regeneración tisular o cuando se activa la hormona del crecimiento.

La siguiente fase es el denominado sueño REM. “Aquí pensamos que se configura la memoria”.

El conjunto de estas fases configura un ciclo completo de sueño. Y a lo largo de la noche, se cubren entre tres y cinco ciclos en función de la edad. “Si pretendemos dormir a trocitos no entraremos nunca en el sueño profundo ni el REM por lo que nunca tendremos un descanso reparador”, destacó Estivill.

“El sueño y la vigilia son dos caras de la misma moneda, que es la vida. Descansar lo suficiente es la mejor forma de permanecer activo y viceversa”, planteó Madrid.

EL NACIONAL

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Foto cortesía smath via flickr