Gabinete de Trump
Foto via Politico

Con los primeros tres nombres del gabinete de Donald J. Trump se hace evidente que el nuevo presidente intentará implementar sus más agresivas promesas de campaña, angustiando a un país, en el que el oficialismo demócrata rehúsa comprender las causas de su derrota. Mientras tanto Bernie Sanders sigue acumulando capital político.

Jeff Sessions, senador por Alabama, como Fiscal General; Mike Pompeo, congresista por Kansas, director de la CIA; Mike Flynn, ex general de la república como asesor de Seguridad Nacional son los tres nombres que parecen estar ya fijos. Como Secretario de Estado se han discutido varios nombres, entre ellos Mitt Romney, ex candidato republicano a la presidencia en 2012, y Rudi Giuliani, ex alcalde de New York.

Ellos, igual que otros personajes que flotan por ahí, más la nominación de Steve Bannon como asesor del presidente, dejan claro que la administración tiene todas las intenciones de implementar una política de deportaciones masivas y mano dura contra los musulmanes.

Las relaciones entre Trump y el congreso controlado por muchos de los republicanos que él denunció durante la campaña han mejorado, podría decirse.

Queda por verse cómo reaccionan a uno de los planes claves del presidente electo, que es la reconstrucción de la infraestructura del país, vías, puentes, bahías, aeropuertos, que requiere una inversión pública de un millón de millones de dólares.

Desde el campo de los vencidos, las críticas no han parado. Manifestaciones a lo largo y ancho del país, denuncias por  parte de toda una gama de organismos pro derechos civiles y derechos humanos, llamados a la solidaridad, la designación de ciudades y planteles educativos como santuarios son solo algunas de las muestras de la resistencia que se van formando antes de que sea investida la nueva administración.

A falta de mea culpa, los demócratas siguen culpando a todo menos a si mismos. A través de la amplia red de partidarios de Hillary Clinton culpables por la inesperada derrota podrían ser: El colegio electoral; el director del FBI James Comey; los rusos; la campaña de Bernie Sanders; la campaña de los candidatos independientes; el machismo del electorado; WikiLeaks; las noticias falsas en Facebook; periodistas críticos de Clinton; la pereza de los votantes que no salieron.

En ningún momento cuestionan ni a la candidata, ni la desconfianza que generó, ni su apoyo a los tratados de libre comercio (inciados por su marido) que causaron las pérdida de millones de empleos, ni la fundación Clinton, ni el llevar 30 años en política.

Cabe contrastar con el partido republicano que en 2012, luego de perder por segunda vez consecutiva, ordenó un extenso estudio llamado la autopsia que criticó ampliamente las estructuras, filosofías, y prácticas existentes.

Y si de contrastes se trata, recordemos aquí que los republicanos sí tuvieron una elección primaria y eligieron un portaestandarte de entre 16. Circo o no, fue una elección. El oficialismo demócrata quiso tener únicamente a Hillary Clinton — coronarla sin que nadie dijera nada en contra — hasta que literalmente se les coló el Senador Bernie Sanders, ya que él siempre ha sido socialista demócrata independiente, solo que colabora con la bancada de los demócratas en el parlamento. Sin recursos algunos logró movilizar a millones.

Y este septuagenario socialista, que se atrevió a cuestionar a las vacas sagradas, es hoy día una poderosa fuerza emergente, tanto en el proceso de la elección de nuevos directivos para lo que queda del partido demócrata, como en un movimiento de base, que organiza a los millones de personas que votaron por él durante las primarias.

Esta semana, a través de este enorme país millones de personas viajarán para reunirse en la tradicional cena de Thanksgiving, evento famoso por las grandes broncas que estallan entre parientes. Esperamos que este año la gente use la autocensura.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres, Director El Molino Online

 

Carlos F. Torres
Direcor, El Molino Online
New York, NY, 11/20/2016