MAYZEn México se producen cada año 70 millones de toneladas de residuos biomásicos, a partir de las cuales se puede generar, por medio de la tecnología de la gasificación, energía eléctrica y calorífica.

Algunos de los residuos biomásicos con un potencial energético interesante son las excretas humanas y de animales, el henequén (en otra época conocido como “oro verde”), la cascarilla de arroz, diversos pastos y árboles, la cáscara de coco, el lirio acuático, el bagazo de caña de azúcar, los cultivos que mueren por la acción de las llamadas heladas, los residuos de poda y las raíces que crecen encima de las banquetas.

“Estos residuos pueden convertirse, mediante otros procesos, en otros recursos y así diversificar el portafolio agropecuario e industrial, sobre todo desde el punto de vista energético. Además, representan un alto potencial de empleo de mano de obra y de apoyo a las economías regionales. Su uso debe ser orientado a la sostenibilidad”, dice el doctor José Eduardo Aguillón Martínez, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM y especialista en el tema.

En cuanto a la poda de árboles, Aguillón Martínez y una tesista de la carrera de Biología de la Facultad de Ciencias llevaron a cabo un estudio de la estimación de la biomasa a partir de podas controladas, con tres especies de Ciudad Universitaria: fresno, pino y trueno.

Para ello desarrollaron un esquema que deberían seguir, basado en la norma ANSI 300 de Estados Unidos para la poda, y una metodología que genera ecuaciones alométricas para estimar cuánta biomasa produce cada una de las especies.

“Estimamos que con cada poda se pueden obtener de 11 a 15 kilogramos de biomasa por árbol. Si le damos un valor agregado a estos residuos, además de beneficiar a cada árbol (la poda lo vigoriza), generaremos energía eléctrica”, indica el investigador.

Otros residuos biomásicos útiles son los restos de alimentos depositados en los contenedores de Ciudad Universitaria. Según un estudio realizado por Aguillón Martínez y un profesor de la Facultad de Ciencias, se producen cerca de 15 toneladas diarias de ellos, gran parte de las cuales puede ser aprovechada.

Con el fin de mejorar la transformación de los residuos biomásicos en recursos energéticos y ambientalmente rentables, Aguillón Martínez diseñó un gasificador (aparato cuyos motores funcionan con gas de síntesis obtenido de aquéllos) que genera energía eléctrica y calorífica sin necesidad de consumir agua.

“A su vez, el calor producido por este gasificador puede utilizarse para generar vapor destinado a procesos industriales e hidrógeno como insumo de la industria metalúrgica. Con la tecnología de la gasificación también es posible producir combustibles, por ejemplo, un biodiesel para tractores”, añade.

La eficiencia de esta tecnología es de 30%, aproximadamente: un kilogramo de biomasa puede generar un kilowatt/hora; 35% de esta biomasa se pierde en calor y otro 30% es utilizado por el sistema para que este pueda automantenerse.

No obstante, debido al alto potencial de los residuos agroindustriales y de otro tipo, la tecnología de la gasificación podría cubrir la demanda local (de un condominio, por ejemplo) y los excedentes podrían venderse a la red eléctrica.

“También es factible utilizar esta tecnología de generación eléctrica con biomasa en la captura de dióxido de carbono, en un proceso llamado precombustión. Y con ella casi no hay emisión de dióxido de carbono extra. Incluso las cenizas que quedan, se pueden utilizar como abono”, finaliza el investigador.

EL UNIVERSAL

Copyright NoticiasFinancieras

Market Wire Logo