El objetivo era “obtener el control de las tierras y los recursos” indígenas

Recogemos esta nota publicada en  Democracy Now! La Comisión por la Verdad y la Reconciliación de Canadá llegó a la conclusión de que la política que dicho país llevó adelante durante décadas de separar a la fuerza a los niños originarios de sus familias y alojarlos en escuelas cristianas financiadas con fondos del estado, representa un “genocidio cultural”.

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Después de una investigación de seis años, el informe de la Comisión concluye que “El gobierno canadiense llevó adelante esta política de genocidio cultural porque deseaba renunciar a sus obligaciones legales y financieras hacia los pueblos originarios y obtener el control de las tierras y los recursos de estos. Si cada miembro de los pueblos originarios hubiera sido ‘absorbido por el cuerpo político’, no habría reservas, ni tratados ni derechos de los pueblos originarios”.

Las primeras escuelas abrieron en 1883 y la última cerró en 1998. Durante ese tiempo, más de 150 mil niños originarios fueron separados de su cultura e idioma nativos e integrados a la corriente principal de la sociedad canadiense. Muchos estudiantes recuerdan haber sido golpeados por hablar sus lenguas originarias y haber perdido contacto con sus padres y costumbres.

El informe además documenta el uso extensivo del maltrato físico y psicológico y el abuso sexual. Nos acompaña Pamela Palmater, profesora asociada y titular del Centro para la Gobernanza de los Pueblos Originarios, de la Universidad de Ryerson, activista del movimiento Idle No More y autora de “Beyond Blood: Rethinking Indigenous Identity and Belonging” (Después de la sangre, repensar la identidad y la pertenencia originaria).

Aquí puedes leer en castellano la transcripción de la entrevista con Pamela Palmater.