8385525660_5e3485f018Los intentos del gobierno británico de intimidar a The Guardian, el diario que ha publicado las revelaciones de Edward Snowden, van más allá de la detención durante 9 horas en el aeropuerto de Heathrow del compañero de Glenn Greenwald, el reportero que publicó los archivos.

En artículo de opinión en The Guardian, Alan Rusbridger editor del rotativo inglés, dice que en el transcurso de los últimos dos meses, el gobierno británico ha exigido en diversas ocasiones “la devolución o destrucción de todo el material con que estábamos trabajando” en lo que respecta a la información de programas masivos de vigilancia hechas públicas por Snowden.

Cuando él se negó, escribe Rusbridger, el gobierno respondió con escalofriantes medidas que recuerdan otras naciones en donde la prensa tiene que adaptarse al silencio.

Siguieron nuevas reuniones con figuras sombrías de Whitehall [funcionarios de la inteligencia]. La demanda fue siempre la misma: entregue o destruya el material de Snowden. Le expliqué que si cumplíamos esa exigencia no podríamos investigar o informar sobre el asunto. El agente de Whitehall miró desconcertado. ‘Usted ya tuvo su debate. No hay necesidad de escribir nada más’.

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“… Uno de los momentos más extraños de la larga historia de The Guardián ocurrió cuando dos expertos en seguridad de GCHQ supervisaron la destrucción de los discos duros en el sótano del periódico, sólo para asegurarse de que en el destrozado metal no quedara nada que pudiera interesar a los agentes chinos. ‘Podemos llamar los helicópteros negros’, bromeó uno mientras barríamos los restos de un MacBook Pro.

Tanto The Guardian como su reportero Glenn Greenwald se han comprometido a seguir reportando sobre los programas de vigilancia de la NSA.

Artículo en inglés

Foto cortesía revdancat via flickr